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El discurso, la opinión y otras cosas del montón…

El entrenador de la Real Sociedad es como los altares del renacimiento, recto y con pocos adornos. Es clásico y con las cosas aprendidas. No se mete en dibujos y le gusta el barroco lo mismo que jugar con diez. Nada. Pertenece a la vieja escuela, a la de los valores que saben explotar virtudes. Se pone la corbata en las bodas y ocupa su sitio en el banquillo con chándal o sudadera que da igual, o lo mismo. Ahí se las pelea.

El entrenador de la Real Sociedad es como los altares del renacimiento, recto y con pocos adornos. Es clásico y con las cosas aprendidas. No se mete en dibujos y le gusta el barroco lo mismo que jugar con diez. Nada. Pertenece a la vieja escuela, a la de los valores que saben explotar virtudes. Se pone la corbata en las bodas y ocupa su sitio en el banquillo con chándal o sudadera que da igual, o lo mismo. Ahí se las pelea.

Ayer debió disfrutar porque su equipo conjugó una buena actuación, con llegada, remate y gol. Se amparó en los de atrás para dejar la puerta a "cero" y dispuso un centro de campo, con gobierno y mando en plaza. ¡Como me gusta Martí!. En la Escuela de Entrenadores hablamos muchas veces de adoptar decisiones. Un técnico debe decidir muchas cosas en poco tiempo. La plantilla amplia que ahora dirige le exige, primero, la composición de la lista de convocados. Luego, la alineación. No lo tiene fácil.

Repitió elenco, porque es probable que se haya decidido por un equipo tipo en torno al cual girarán el resto según las circunstancias. Las Palmas me gustó la tira en Gijón hace un par de semanas, pero en Anoeta se fue camino de los sumideros cuando encajó el 2-0. Se desdibujó y entregó el partido para regocijo de este beaterio que ayer mejoró la entrada en el recinto realista. ¡22.000! como en los buenos tiempos que se añoran.

Hemos alcanzado la tercera plaza, pero Eizmendi dejó claro que en su opinión lo que merece la pena es concluir en esa posición la última jornada de liga. Su particular filosofía se ciñe al próximo encuentro de Elche, el vecino que aspira a quedarse con nuestra plaza. Para el entrenador guipuzcoano cada partido es una nueva aventura. Las afronta sin discurso, o mejor dicho con el "discurso del método tradicional" que por ahora le sirve. Cuenta con buenos futbolistas y buen vestuario. Lo sabe, lo contempla y lo explota. Así, salvo el borrón de Castellón, las cosas le van bonito. El pidió ayuda esta semana. Nadie se la va a negar. El norte y el objetivo benefician a todos.

PD.- En el tiempo de las emociones, una ovación clamorosa para todo lo que rodeó el recuerdo a Genaro Zelaieta. En el tiempo del sentido común, buena decisión del presidente Badiola. Así, sin acritud, la talla de mandatario crece y se hace más digna.

 

Iñaki de Mujika