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¿Por qué no rezamos el ángelus?

La pelota ha sido siempre un deporte referente en la cultura de nuestro pueblo, al igual que su sentimiento religioso. Lo mismo da. Cuando hace años sonaban las doce en el reloj de la iglesia más cercana, el juez paraba el partido y el cura (con sotana, por supuesto) saltaba a la cancha. A su lado se situaban los contendientes y con la grada en pie, allí rezaban todos el ángelus, jugara quien jugara y pasara lo que pasara. Es más, a lo mejor se acababa de disputar un tanto caliente y andaban todos perdidos entre jaculatorias. Me queda una duda. No sé si la oración se pronunciaba en latín: Angelus Domini nuntiávit Mariae, o se hacía en euskera como respeto a la tradición: Jaunaren aingeruak Mariari iragarri zion.


Sentados en el vagón del tiempo, ayer nos encontramos en Anoeta a la hora de Misa Mayor. ¡Las doce!. Las parroquias suelen repicar campanas, mientras los beaterios de cada pueblo atraviesan las jambas de las portadas y se dirigen a los bancos. Los papases, las mamases, los chavales y las amoñas, porque la gente joven hace tiempo que cambió la dirección de sus pasos. En los pueblos aún se ve a los hombres con camisa blanca y corbata y a las mujeres con mantilla y misal. Luego, a la salida, llega el aperitivo. Vermú y calamares. Para los niños, mosto.

En dura competencia con lo eclesiástico, la Real convocó a su gente cuando las agujas del reloj marcan el mediodía. La llegada del líder reunió a más de veinte mil peregrinos y cuando no se esperaban más sobresaltos y el sermón estaba para acabar, llegó un monaguillo y levantó la pasta que el cepillo de los cartageneros recaudó a lo largo de la celebración. Como la grey es generosa, había bastante tela. Agirretxe levitó, subió hacia el cielo y cabeceó el balón que Nsue le centró desde las filas de la izquierda. Los que salen de la iglesia antes del ite misa est se lo perdieron y los que esperaban la bendición final disfrutaron con el canto final. ¡Loado sea el delantero de Usúrbil!.

Probablemente, ayer asistimos al mejor partido del campeonato, dentro y fuera. Los realistas respondieron con sus armas a la propuesta generosa de su oponente. Que los equipos ofrecen la cara de sus amos, no es una frase manida. El entrenador del Cartagena apuesta por el fútbol desde atrás, por la búsqueda rápida de los caminos hacia el portal contrario y por la terminación de las jugadas. Con diez o con once jugadores, pero sin renuncia. Martín Lasarte se lo pensó bien. Colocó en el centro un entramado táctico, con modificación de posiciones de sus pivotes, diferente en cada tiempo, y se encontró con el premio final después de que ambos equipos estrellaran balones en los palos y no demostraran ser inferiores a su rival.

Así las cosas, el equipo se mantiene en zona de privilegio, en los bancos cercanos al altar de las ofrendas. Los jugadores se encuentran a gusto, incluso a las doce, aunque eso conlleve desayunar macarrones a las ocho de la mañana. El próximo domingo, nueva cita en el mismo horario, en cancha diferente y de no muy buenos recuerdos… ¿Por qué no rezamos el ángelus, a ver si seguimos iluminados?.

Nota: Canté con tanta alegría el gol, que no me dí cuenta si los cohetes sonaron como es costumbre y si se enteraron quienes estaban en misa de una y media.

Iñaki de Mujika