elbeaterio.es

Lo que el viento no se llevó (Saltxipi.San Sebastián)

El deporte no pierde la memoria. No me refiero a los resultados ni a los éxitos que se consiguen, sino a la relación que perdura entre las personas. Sólo así puede entenderse que quince años después de vivir con el Bidasoa los logros más grandes e inesperados, haya podido compartir una mesa con muchas de las personas que los protagonizaron.


 

Alfred Gislason es uno de ellos. Hoy entrena al THW Kiel, actual campeón de Europa de balonmano. Título que logró con sus jugadores en la macro final de Colonia después de superar al Ciudad Real y Barcelona, los otros grandes del concierto continental. Para celebrarlo, ha vuelto a uno de los puntos referentes de su carrera como deportista: Irún. Y gracias a ello, hemos podido compartir mesa y mantel en la casa de Javier Ortega, "Saltxipi", el nuevo pero consolidado proyecto que late en la Calzada Vieja de Ategorrieta en San Sebastián.

Llegamos los quince con un hambre extraordinaria, así que los ibéricos que nos esperaban antes de sentarnos cayeron como los filisteos contra Sansón. No duraron mucho más unas croquetas de txangurro recién hechas. Luego, los propios txangurros, enormes, con pinzas, patas y todo el arnés. Aunque antes, las ostras no desmerecieron, ni las almejas posteriores, tampoco. El besugo llegó diciendo "cómeme" y le hicimos caso. Algunos se rajaron en la carne, porque estaban llenitos, y dejaron sitio al postre que, en mi caso, respondió a un sorbete de mandarina con vodka. Durante la comida, el regadío frío se llamó txakoli y un magnum de Contino pasó a mejor vida. ¿O dos?. Además del café, copas o "periflush".

Alfred estaba contento y su esposa Kara-Gudrun Melstad, también. Le pregunté qué valor daba al manejo del grupo, teniendo en cuenta que hablamos de grandes jugadores de elite. ¡Todo!, respondió. "Si eso no funciona, el resto es imposible". Muy atento a eso, también, estaba Fernando Bolea con su esposa Cristina. Los dos defendieron la misma camiseta y se hicieron muy amigos. El técnico del Guadalajara acaba de ascender a la División de Honor y va a debutar esta temporada como entrenador en la mejor categoría del balonmano español. Todos coincidieron en el Bidasoa, lo mismo que los directivos Beñardo García, Jose Antonio Errazkin, Ricardo Fernández, Peter Leszinski, acompañados de sus "rosas", más el técnico Juantxo Villarreal, el doctor Ricardo Jiménez y quien levanta acta muy gustosamente. El viento no se llevó aquella relación que perdura.

No hacía muchos días los jugadores de la Real Sociedad celebraron el ascenso en el mismo sitio que nosotros compartíamos para hablar más cosas de presente y futuro que de pasado. Las fotos de los futbolistas dieron la vuelta al mundo un día después. Las nuestras quedan guardadas en las colecciones particulares. Se valoran más por entrañables. En la escalinata del restaurante nos agrupamos ante los objetivos de la digitalización. Después de comer, para que se notara la euforia. Ese día Brasil y Portugal empataban a cero, y la cita del España-Chile aceleró, cinco horas después de iniciarse el ágape, la recogida. El turno de cenas nos pisaba los talones. A ver si el año que viene los alemanes vuelven a repetir triunfo y nos encontramos de nuevo. Eso sí, como dirían los catalanes: ¡Pagando!.

Iñaki de Mujika