El Chelsea pagó anoche 58 millones de euros al Liverpool por Fernando Torres, lo que constituye un notable desembolso. El club de Roman Abramovich valora al delantero centro madrileño en una cantidad que equivale prácticamente al presupuesto anual del Athletic y al de dos temporadas de Osasuna y Real Sociedad, Juzguen ustedes mismos a la hora de calibrar las dimensiones de unos y otros, aunque todos jueguen a lo mismo y compitan en las máximas divisiones.
No hay color. Bueno, sí, el azul del Chelsea, nombre de una barriada de gente pudiente en Londres. Los ingleses inventaron el fútbol y lo hacen diferente. Fernando Torres debió firmar una carta, ‘transfer request’, en la que expresaba el deseo de ser traspasado. Con ese aval, el Liverpool escuchó ofertas. Las primeras no le gustaron. Bastaba con subir unos cuantos millones de euros para que los ojos de los dirigentes reds brillaran y los euros les hicieran tilín. Cuando se hizo público el acuerdo de traspaso, Torres afirmó sentirse "very happy". ¡Como para no estarlo!.
La operación cerrada constituye la sexta en valoración de toda la historia del fútbol. El Madrid ha protagonizado cuatro de ellas, ya que pagó 96 millones por Ronaldo, 72 por Zidane, 67 por Kaká y 60 por Figo. En el tiempo, el Barcelona firmó la segunda más cara al abonar 87 millones por Ibrahimovic. Ahora, en tiempos de crisis y con los mercados dando tumbos, Torres protagoniza el sexto movimiento y es el jugador español por el que más se ha pagado en la historia del fútbol. Con estas cifras en la mano, queda claro un tema de conversación: ¿Es comparable Torres a los futbolistas referidos?. ¿Vale esa cantidad?.
Fernando Torres va por la vida con cara de niño bueno, de no romper un plato. Pero destroza los corazones de los seguidores que le adoran. La salida del Atco. de Madrid fue traumática, lo mismo que la del Liverpool. Decepción de miles de aficionados que mostraban predilección por el "number 9", el mismo nueve que lucirá ahora en la camiseta londinense. "El Niño" ya tiene su cuenta corriente repleta porque todas las operaciones le han salido redondas. Le faltan títulos, quiere ganar campeonatos para que su carrera además luzca con éxitos deportivos. Son los que le faltan. Pese a ser campeón del mundo en Sudáfrica, renqueante por su lesión, su mayor hito a nivel de club constituye el ascenso de Segunda a Primera con el cuadro colchonero hace nueve años. ¡Demasiada mecha para tan poca dinamita!.