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Una txapela sin dueño claro

El largo campeonato de mano por parejas llega a su final con el partido decisivo. Los cuatro aspirantes disputarán el encuentro que otorga el campeonato. Por méritos propios, porque nadie les ha regalado nada, sobre todo a Pablo Berasaluze y Jon Ander Albisu que hasta el pitido final debieron echar el resto para vivir esta experiencia.

Posiblemente, la cátedra no salga con las apuestas a su favor, porque Irujo-Zabaleta no han ofrecido dudas. Desde el principio se han impuesto por la calidad del delantero y por la buena respuesta del zaguero debutante. Lo es también su oponente, así que podemos hablar claramente de dos partidos.

Uno lo jugarán, adelante, los expertos; el otro, atrás, los zagueros. Ha sido un campeonato diferente, porque han desaparecido jugadores clásicos del mismo modo que han irrumpido debutantes. También surge la posibilidad de que un jugador vizcaíno consiga la txapela, hecho que no sucede desde que García Ariño IV con Maíz II lograra el título hace más de treinta años.

Los especialistas dicen que el partido está en la zaga, que el pelotari que allí imponga su ley habrá añadido un plus a la suerte de la pareja. Dicen también que el frontón Bizkaia le va mejor a Zabaleta que a Albisu. Dicen que Pablo le tiene tomada la medida a Juan, dicen…

Una final es siempre una incógnita. Influyen muchas cosas: el material, la preparación, las fuerzas, las manos, el riesgo, la cabeza, la psicología, la presión ambiental…Elementos muchos de ellos no entrenables, que están ahí para jugar también su papel en el encuentro. El pelotari que sepa consensuar todas estas variables tendrá recorrido un buen trecho del camino.

No me preguntes por el pronóstico, porque seguro que me equivoco. La cabeza me dice una cosa y el corazón otra. Y como no hay empate posible…

Iñaki de Mujika