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La sombra alargada de Phelps

Los nadadores son como la flor del geranio en el tiesto o el clavel en la planta. Asoman, sabes que están ahí, intuyes el color, pero no sientes la satisfacción hasta que se abren y lucen en todo su esplendor. Hemos visto chicos y chicas bracear en la piscina de Barcelona, arañando centésimas al crono y milímetros a sus rivales. Una explosión de júbilo y emociones.

Los últimos años masculinos de este deporte fueron acaparados por Michael Phelps que esta vez se paseó por Barcelona con su novia y sin auriculares. Impartió clinics, disfrutó en la grada y se hizo fotos con quienes se acercaron a él. Pero su sombra es alargada, porque el historial es inigualable y mucho más insuperable. Genios como él, pocos.

Nos empeñamos todos en buscar heredero, o el relevo que coja el testigo. Las miradas apuntaban a Daytona Beach, el punto en que Ryan Lochte entrena, sueña y busca la fuerza y la inspiración para encaramarse a lo más alto del podio en cada cita. En los mundiales del Palau Sant Jordi se ha hablado mucho de él. Al principio, porque capotó y quedó cuarto en los 200 libres y no lució en el relevo de croll. Se decía que no estaba bien, que si pam, que si fuego…

Hasta que llegó el viernes y reventó como los claveles. En dos horas, tres pruebas, dos exhibiciones, dos oros, dos carrerones. En 200 espalda salió bajo el agua hasta el límite, tras el buceo se tragó la piscina y de los virajes salió reforzado. Nado a sus anchas y se fue hasta la pared final. Los demás le siguieron con la mirada.

Antes de la final de relevos del 4 x 200 disputó las semifinales del 100 mariposa con el mejor tiempo. La tercera prueba se relacionó con una exhibición. El esfuerzo acumulado le produjo tensiones y dolores, pero se fue a por todas en la segunda posta, con el rugido de los espectadores que disfrutaban entusiasmados y de sus compañeros que no fallaron. Junto a Dwyer, Houchin y Berens mantiene el título desde hace muchos años en manos norteamericanas. Por cierto, en esta prueba no quisiera olvidarme del chino Sun Yang, 21 años, que firmó un relevo para enmarcar. Les valió el bronce a costa de Francia que se quedó perpleja.

Empeñados todos como estamos en poner nombre propio a una gran competición, parece claro que en versión masculina, este chico de 28 años que atiende por Ryan se ha ganado a pulso el reconocimiento de los americanos, pero estos saben que el chino del que hablo tiene por delante un camino de éxitos.

 

 

 

 

Iñaki de Mujika