Era previsible que Illarramendi abandonara la Real Sociedad. Ni ha sido el primero, ni será el último que decide vivir experiencias nuevas, deportivas y económicas, pese a que su equipo vaya a disputar competición europea y el presidente le ofreciera un contrato de futuro en el que percibiría más del doble de lo que ganaba hasta ahora.
El Real Madrid depositó en la LFP unos 39 millones de pesetas que me parecen una barbaridad convirtiendo al mutrikuarra en la operación más cara de la historia del club con jugadores de la liga. Apuesta formidable y de riesgo, tanto para la entidad que preside Florentino Pérez como para el futbolista.
No seré quien trate de minimizar el valor humano y deportivo del futbolista, porque sería echar por tierra las creencias que tengo de él. Prefiero hablar del PBI de la Real. No hay empresa en este territorio capaz de generar riqueza en tan poco tiempo y en una sola operación por larga que haya sido. Las dos sociedades han jugado sus bazas y han desplegado una estrategia a partir del momento en el que el jugador decidió marcharse.
Es decir, que la rentabilidad de un jugador es enorme, muy superior a la sus prestaciones. Illarra apenas ha jugado cincuenta partidos con el primer equipo. Es el momento de acordarse de los ojeadores que le descubrieron y ganaron para la causa txuri urdin. Lo mismo puede decirse de los técnicos que le convirtieron en la realidad que es hoy. Es el PIB, producto interior bruto, en el que los talentos nacen, crecen y siguen su camino al socaire de las tendencias, gustos, caprichos y rendimientos.
Luego, aparecen los sentimientos que ni se compran, ni se venden. Como el cariño verdadero. Los aficionados en una amplia mayoría no aciertan a entender las decisiones de quienes deciden marcharse y experimentar. Les dan cariño, les admiran, les consideran suyos, pero eso no es suficiente. Por detrás se mueven hilos, presiones, negocio, tantas cosas que no son controlables y que tristemente deciden muchas veces.
Sólo queda mirar al frente, esperar la llegada de los refuerzos necesarios, creer en el equipo y esperar con esperanza. Dicen que los duelos con pan son menos, Llega una millonada para asentar la economía, asegurar proyectos y seguir haciendo camino sin perder ni el norte, ni las ideas.