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Secuelas del clásico

Viene muy bien que después de un derby entre Barça y Real Madrid llegue una nueva jornada entre semana que permite hablar de otra cosa y guardar en el armario hasta el partido de vuelta el resultado, las jugadas discutidas, la polémica y lo que rodea habitualmente este encuentro. Tertulias, radios, televisión, medios, barras de bar…erre que erre y dale que dale. Horas y horas.

La mayor parte de la gente, prensa incluida, se queda con los detalles y no entra a profundizar las cuestiones que se relacionan con el juego. No hay medio ni aficionado que obvie el penalty de Mascherano a Cristiano. Todos destacan el valor del segundo gol de Alexis y el primero de Neymar. Las huestes proclives al equipo catalán hablan de victoria justa y loan a los suyos, porque pon encima de todo los puntos se quedaron en casa.

En la otra parte se arremete contra el árbitro y se zumba al entrenador porque dispuso una alineación poco reconocible con Sergio Ramos en el ancla y otras posiciones ocupadas por distintos protagonistas. Mientras en el lado catalán marcaron los tantos futbolistas de primer nivel, en el Madrid fue Jesé y en el descuento quien firmó el tanto. Bale, Benzema y el astro portugués se fueron de vacío.

Más allá de estas anécdotas, conviene no perder de vista el nivel de juego. La posesión del cuadro catalán fue bastante menor que en ocasiones precedentes. Los dos equipos cometieron muchos errores en los pases, el balón no circuló con velocidad y se perdió bastante. Es decir que, echamos en falta aquel equipo de Guardiola capaz de enamorar incluso a sus rivales. De aquel fútbol incontestable queda poco. Tata Martino, el nuevo inquilino del banquillo, reconoce que le falta mucho por aprender y que debe seguir profundizando en las raíces de la razón de ser del equipo que entrena.

El técnico italiano del Bernabeu es más parco en palabras, No pierde el orden ni la compostura pero debe también resolver asuntos pendientes. Unos estaban antes de llegar, otros se han instalado bajo su mandato, pero más allá de los personalismos, a su equipo le sigue faltando Xabi Alonso, el futbolista que da temple y cordura al centro del campo, marcando el ritmo del juego y arbitrando soluciones.

Era el adalid de Mourinho, No sabemos qué papel vaya a jugar ahora con Ancelloti. Su retorno inminente nos deberá enseñar si sigue con galones de mariscal de campo o el nuevo proyecto reparte la gestión del equipo de otra manera. El juego, el fútbol, le necesita.

Iñaki de Mujika