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Elkano, sin Pedro Arregi

Una de las últimas veces que coincidí con Pedro Arregi fue un día de San Antón, fiesta emblemática en la villa de Getaria. En su restaurante, rodeado de amigos, autoridades y comensales, compartía el Mahasti Jaun 2013, un premio que concede la Denominación de Origen Txakoli de Getaria. Un reconocimiento más a una larga trayectoria, muy guipuzcoana, porque él era un hombre de tradición, fiel exponente del empresario que cada mañana estaba a pie de obra.

Madrugador, visitaba cada día las lonjas y los mercados para que en “Elkano” no faltara nada de lo que gustaba a los clientes. Así, año tras año, fue haciendo de su casa un pequeño santuario con una parrilla que además de echar humo innovaba. Dicen que fue pionero en asar pescados enteros y sin quitarles la piel.

Pedro ha fallecido dejando atrás un largo ejemplo. Fiel a su clientela, marcaba paso en las pequeñas cosas de la vida. ¡Qué mejor que disfrutar en torno a una mesa!. Le gustaba atender y sugerir desde el respeto y eso es algo que hoy parece imposible en el mundo de la restauración.

“Joyas del mar presentadas en estado puro”. Producto, con mayúsucula. Desde aquel primer establecimiento en la calle Elkano hasta el actual en la calle Herrerieta, toda una vida sin adornos ni boato. Cincuenta años al servicio de los demás. Sencillez en grado sumo, inteligente ironía y satisfacción enorme al ver salir por la puerta a toda la feligresía que no olvidará el placer de sentarse en una mesa y degustar un incomparable rodaballo, unas exquisitas kokotxas o unos soberanos txipirones.

Junto a un hombre hay siempre una mujer, la tradicional etxekoandre vasca. María José Artano compartió todo ese tiempo a su lado, poniendo el equilibrio de la mesura que toda gran casa necesita. En el aprendizaje de estas realidades, a su lado desde hace unos años y dirigiendo la misma nave, aparece Aitor, el retirado futbolista que aparcó los borceguiés para asegurar el relevo y darle un toque de innovación y modernidad a “Elkano” sin que el restaurante perdiera un ápice de su valor tradicional. Gran responsabilidad y reto.

Pedro deja tras de sí el espejo en el que deben mirarse quienes quieran emprender un proyecto que exige sacrificio.

 

 

 

 

Iñaki de Mujika