El segundo partido del equipo en Anoeta supuso una decepción. El equipo volvió a perder (0-1) con una actuación que motiva las protestas del público. Pobres sensaciones. Coincidió el encuentro con el segundo domingo de las Regatas de La Concha, en donde venció Orio.
Los seguidores de la "San Nicolás" de Orio recibieron a sus remeros con cariño y reconocimiento a todos los esfuerzos que confirmaron sin discusión su victoria y la bandera en La Concha. Ayer todos ellos se sentían orgullosos de su club, de sus dirigentes, técnicos y deportistas. El amarillo es color en alza. A la misma hora, la Calle Mayor de Hondarribia se teñía de verde. Los fieles a la "Ama Guadalupekoa" jalearon a los suyos cuando saludaron desde el balcón del Ayuntamiento. Pañuelo rojo al cuello, por aquello de las fiestas, los remeros comprobaron la fidelidad de quienes les apoyan. No han ganado, pero nadie duda de quienes hacen grande a su club.
Lo mismo cabe decir de los zarauztarras. Enorme temporada de la "Enbata" porque tienen muchas dificultades para hacer su trabajo y todos los logros son de gran mérito. La Plaza de la Música a reventar y miles de seguidores reconociendo el esfuerzo de los remeros, técnicos y dirigentes en sintonía armónica. También ellos sienten orgullo de los colores que defienden. Ayer en Hungría (Gyor), un piraguista de Zumaia, Oier Aizpurua, se volvió a proclamar campeón del mundo. "Iñaki, al final salió aunque no lo pasamos nada bien. Sufrimos como nunca", me escribía anoche en un mensaje telefónico. Todos los zumaiarras del Aita Mari admiran y siente orgullo de su deportista. Ayer en Anoeta la Real Sociedad volvió a defraudar a sus seguidores, que a esta hora y en estas circunstancias no tienen demasiados argumentos para sentirse orgullosos de nada que tenga que ver con su club. Fue, "casualmente", el colista, el tantas veces nombrado Poli Ejido, quien certificó una vez más todas las carencias que este equipo tiene. Son tantas que no caben en esta sección. ¡Houston, tenemos problemas!. ¡Muchos!. ¡Demasiados!. Ni jugamos, ni creamos ocasiones, ni damos sensación de poder con los oponentes, ni ofrecemos una consistencia táctica que sea capaz de resolver las dificultades que los rivales plantean. Cuatro partidos oficiales. Ni un solo gol de jugada. Un penalti, tres puntos y kilos de dudas y desánimo. Que si hace falta paciencia, que si hay nerviosismo en el entorno, que si…Hemos elegido este camino, hemos seleccionado estos futbolistas. Y esto es lo que hay. Ahora, de ahí a echarles la culpa a ellos de todo lo que pasa me parece de una cara descomunal. ¡Houston, tenemos problemas!. ¿Hay alguien que los resuelva?