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Sólo sirve meterla entre palos…

Este desplazamiento a Girona me ha permitido adentrarme en las tierras serenas del románico catalán y disfrutar de excelentes edificios medievales, desde La Seu hasta Besalú, pasando por Ripoll y Sant Joan de las Abadesas. Cuando estás frente a uno de esos grandes templos de hace mil años, te preguntas cómo sería la vida de entonces y cómo se pondrían de acuerdo para levantar fortalezas de piedra que llegan sin fisuras hasta nuestros días. Piedras como rocas.

Aquéllos vivían sin crisis, ni colesterol, ni equipo de fútbol, ni alrededores del equipo. Rezaban y eran felices a su manera. Encima dejaban arte para la humanidad, quizás sin proponérselo. Mientras estás sentado en uno de los bancos del monasterio dejas volar la imaginación. Hoy los parámetros son bien diferentes. El equipo de fútbol te ataca de los nervios. Los niños no pueden comer palmeras de chocolate porque engordan. Las parejas no se aguantan. El sueldo no llega a fin de mes y… carpe diem (disfruta cada día).

En esta expedición Willy Fog debo confesar también que pasé por Andorra. No para ver iglesias medievales, sino para dar una vueltita por esas tiendas de pecados y tentaciones que, como la carne es débil, te dominan llevándote al huerto. Todo ideal hasta que llegas a Girona, al hotel de concentración. Ves las caras y la necesidad de ganar. Entonces dejas de ser espiritual y estético, para convertirte en material y dramático, porque el míster avisó: Son una roca.

La roca no lo fue tanto. O al menos en muchos momentos hicimos méritos para algo más que ese 0-0 que a lo mejor no refleja méritos de unos y otros. Agradezco al cielo que nos enviara lluvia y alejásemos los sofocos de Alicante y Sevilla, nuestros últimos viajes ligueros. El equipo me pareció más entonado que en las últimas comparecencias, aunque paguemos en exceso dos caídas de Marcos a quien el árbitro le sancionó por interpretar piscinazos . Aranburu jugó su partido 300 y Markel se quedó sin el cuarto encuentro consecutivo porque la mala suerte le persigue y la gastroenteritis, también. En medio de todo esto, se desatan todo tipo de rumores sobre el futuro olvidándose con facilidad del presente. Y, si quieren que les diga lo que siento, hoy sólo me preocupa el partido frente al Castellón. Ganarlo dará más valor al punto de ayer. Hay que saber meterla entre los palos.

Iñaki de Mujika