Los partidos de Copa no son precisamente una bendición del cielo. Si ganas, porque sigues adelante y las plantillas se ven obligadas a afrontar más retos que le alejan de lo prioritario que es la liga. Si pierdes, porque se te queda una cara de gilipollas enorme, sobre todo si el rival es de cuantía menor y te deja con las vergüenzas al aire. Por eso, ayer cuando entré en Balaídos subí las escaleras con más dudas de lo habitual. Como si me diera igual lo uno que lo otro, sabiendo que llegar muy lejos, hoy por hoy, es utopía.
Me parece bien perder, porque así te dedicas sólo a la Liga. Me parece bien ganar porque al equipo le ayudará a mejorar su autoestima y a la afición sus puntitos de ilusión. Por tanto, en la balanza bastante equilibrio. Igual que en las declaraciones previas de nuestros jugadores. Carlos Martínez: "Cuando te pones la camiseta, sólo piensas en ganar y nada más". Mikel Labaka: "El partido contra el Celta será dificilísimo".
Quedaba Juanma Lillo. Cada vez más amigo de sorpresas y cambios en la forma de jugar y en la elección de los protagonistas. Anoche se intuían cambios. Forzosos por la salud (Ansotegi) y voluntarios (Castillo, Aramburu). El técnico local, con la mosca, por si acaso se montó con cinco atrás. No hacía falta tanta albañilería.
El tolosarra apostó por medio equipo de Sevilla, sobre todo los destroyers , junto a Dramé que debutaba de este modo. Necati volvió a ser delantero desde el principio. La primera parte fue floja. Nulas opciones para llegar a los dominios de Falcón, en tanto que a los gallegos les bastaba con aprovecharse de los errores de su oponente para crear peligro y hacer de Zubikarai el más destacado del conjunto.
Sinceramente, después de ver el primer periodo no albergaba la menor esperanza de remontada, porque el equipo vivía sin alma. Tras el descanso más de lo mismo que era muy poco de cara a la portería contraria. Cuando salieron Sio y Díaz de Cerio el encuentro estaba en las cavernas y, aunque continuásemos un trimestre intentándolo, de allí no salía nada que fuera distinto a decepción.
Las ruedas de prensa son siempre parecidas. La primera conclusión fue contraria a querer equiparar los dos últimos partidos, aunque las sensaciones sean las mismas. Luego, nos apuntamos al primer carro que pasa que viene de Xerez. Necesitamos ganarles, porque como los andaluces nos hagan un traje, se nos juntan la taza, la taza y media y el tazón, es decir la incertidumbre, las dudas y un panorama poco halagüeño. Como si fuera una final..