Schuster ya no entrena al Madrid. Nada que sorprenda. Le vi la cara, frente a frente en la rueda de prensa del Bernabeu cuando el Real Unión firmó parte de su sentencia. Aquel día el técnico alemán no quiso entrar en el descanso al vestuario. En frente había un equipo de Segunda "B". ¿Qué vas a decir a un grupo de internacionales?. ¿Te acuerdas?: Dudek, Salgado, Cannavaro, Marcelo, Gago, Raúl, Drenthe, Metzelder, Van der Vaart, Saviola y Snejder. Más tarde, se sumó Higuain. No pudieron con los unionistas que en dos partidos les metieron seis goles como seis soles.
Pasó el Sevilla por el Bernabeu y ganó, contando eso sí con la mansedumbre de un arbitraje lamentable como tantos otros de los que jalonan la competición en las dos primeras categorías del fútbol. Schuster compareció y lanzó un dardo envenenado. Dejó claro que en las actuales circunstancias su equipo no está para sorprender en el Camp Nou en donde juega un Barça superior y pletórico. La evidencia para cualquier aficionado al fútbol está fuera de toda duda.
Sin embargo, no se lo perdonan. Los futbolistas le contradicen en sus declaraciones, la guerra mediática aprovecha para atizar y sus valedores se quedan sin argumentos para sujetarle. Resultante: cese inmediato, aunque nieguen que esa sea la causa.
Le tenían ganas. Juande Ramos, presentado de inmediato, le sustituirá después de fracasar en el Tottenham. Hasta el 30 de junio. Es el plazo que le han otorgado. Si logra un título (Liga o Champions) renovará por un año. Difícil operación, porque su plantilla no es la mejor ni dentro, ni fuera. Su fútbol, calificado de "asimétrico" por Iñaki Alonso, no cautiva, ni sorprende como el de su más directo rival.
A mí me gusta Schuster como entrenador, a pesar de sus rarezas. Se despide de sus futbolistas por SMS. Un mensajito y una visita al hospital, concretamente a Diarrá, el jugador operado que ha mostrado en el terreno muchas de las virtudes que el preparador teutón desea para su equipo. ¿Para qué paripés?, ¿Para qué despedidas sin sentimiento?. Recuerdo cuando echaron a Toshack. La plantilla le regaló entonces una bandeja de plata con las firmas de todos los futbolistas. Aquel grupo no quería a su técnico. Lo mismo que el actual.
Schuster brilló en Getafe. Ganó la liga con el club que ahora prescinde de él. También una Supercopa. No reparte abrazos, ni la simpatía le adorna como virtud, pero hablamos de entrenadores y no de relaciones públicas. Prometían a Cristiano Ronaldo, pero llegó Van der Vaart que, con todos mis respetos, no es lo mismo. Se hartó de pedir refuerzos, sin que estos llegaran. No fue fácil su trabajo y como parece que la entente con el director deportivo no es cordial termina rompiéndose la cuerda por su lado. En esto, no hay diferencias.