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Me apetece escribir de Astarloza

Me apetece escribir de Astarloza. Mikel, el corredor de Euskaltel Euskadi que acaba de pasar con mucha dignidad los Pirineos. Ha sido el mejor de los nuestros. Tanto en la etapa del Peyresourde y Aspin como en la que ha transcurrido por el Tourmalet y ha llegado a la meta de Hautacam. Es un diessel en toda regla. Aguanta las embestidas y ofrece un ritmo de rendimiento generoso. No es posible discutirle, porque en entrega e inteligencia en carrera es de valor diez.

Le falta la chispa o la calidad de los más grandes, pero es un torrente de generoso esfuerzo que le confirma entre los mejores. Ahora hace un año concluyó la prueba entre los diez primeros. A lo mejor, en los Alpes "pajarea" y se pierde, pero allí donde más camisetas naranjas jalonaban la carrera ha sido el primero en pasar y recibir el ánimo de los seguidores. ¡El resto se ha perdido!. De la etapa, del paso montañoso de estos dos días, cabrán las lecturas que se quieran, pero Astarloza ha cumplido con creces su papel.

Ha llegado a la meta de Hautacam por delante del líder Kirchen, de sus compañeros Samuel o Zubeldia, de Valverde…ocupando el puesto 14º. Su tiempo le sitúa en el undécimo lugar de la general, siendo el tercer corredor nacional por detrás de Sastre y Cobo. Por cierto, cómo les cuesta a los comentaristas españoles destacar su comportamiento. La televisión francesa le valora y le abre ventanas con entrevistas realizadas en un "francés mejorable".  Por eso, entre otras cosas, me apetece hoy destacarle.

Me alegra y me reconforta su papel. Mantengo con él desde hace años una excelente relación. Nos cruzamos al cabo del año unas cuantas veces. Comemos, cenamos y compartimos profundas conversaciones y reflexiones sobre el deporte que practica y sobre el hombre. Me gusta hablar con él, porque su discurso es paciente, frío, pero no exento de emociones. Casi lo mismo que su papel de corredor. No sé cuándo, dónde y cómo concluirá un día su carrera profesional, pero estoy seguro que atrás quedará una trayectoria llena de actitudes. Un día ganó una prueba en Australia y fue gran noticia. Pero, a veces, ganar no es lo fundamental sino sentirse orgulloso de uno mismo, saber convivir con los límites y ofrecerlos como parte de una carrera profesional. Ese comportamiento, ese no defraudar, es lo que valoro de Astarloza. Mucho más allá del puesto por el que cruza una línea de meta.

Mañana martes los ciclistas descansarán. Aún quedan los Alpes. Como es de San Pedro, se pondrá "morao" de llamadas  de reconocimiento y cariño. Se las merece.

Iñaki de Mujika