El derby de Anoeta concentró en la grada a más de 20.000 personas que contribuyeron a que el encuentro entre la Real Sociedad y el Éibar batiera el record de espectadores en el recinto donostiarra en la presente temporada. Esta vez sí, en las bancadas hubo color y animación, coincidente el partido con Sábado de Carnaval que animó a muchos de los seguidores a disfrazarse.
El precedente de la primera vuelta en Ipurúa resultó más frío, porque la competición apenas se había iniciado, el buen tiempo prolongó el verano y el precio de las entradas que decidió el consejo eibarrés se entendió como caro para muchas de las economías. Entonces, en el palco se sentó María de la Peña, como presidenta de la entidad txuriurdin. Pocos meses después, las cosas han cambiado notablemente y el "rendez vous" correspondió a Iñaki Badiola, líder actual del consejo realista.
La semana ofreció alternativas. Pese a que los rumores ubicaban algún cedido entre la muchachada del técnico Mandiola, finalmente no llegó ningún jugador, pese al interés por el zurdo Balentziaga, o el punta Viguera, dos puestos que a los azulgrana les interesaba reforzar. Más tarde, surgió el asunto Zurutuza. La Real, de palabra, autorizaba la presencia del centrocampista en el derby, pero el Éibar exigía un documento escrito, un anexo al convenio que impedía su alineación.
Los realistas se pasaron la semana bastante desorientados por el asunto de los fichajes, refuerzos que complementaran la plantilla. Al imposible Zigic, se incorporó Soldado, que decidió quedarse en el Real Madrid. Castedo, otra alternativa, no salió del Levante. A la postre, Nacho (Getafe) y Victor (Mallorca) fueron las opciones elegidas, aunque el entrenador Eizmendi decidió no disponer de ninguna de ellas para el derby ante los eibarreses. Del vestuario no salió nadie, a pesar de que el Cartagena mostró todo su interés por Markel Bergara.
LA MANO DE MANDIOLA
El entrenador del Éibar controla los escenarios y pisa las tablas con seguridad. Lo viene demostrando con los años. Sólo le fallaron los cálculos con el Real Unión, cuando con el ascenso en la mano, su equipo se quedó a las puertas frente al Lorca del emergente Unai Emery. Por lo demás, sus experiencias han sido grandes. ¡Y en casa!, que no es fácil triunfar en propio feudo ante la atenta mirada de los exigentes convecinos.
De su mano, el equipo retornó a Segunda División, sin obviar aquí el espléndido papel de su ayudante Iñigo Arriola y el de la secretaría técnica con Javi Pérez. Han vuelto a diseñar un equipo para la competición y para los objetivos. Fran Garagarza se incorpora al grupo de trabajo, como segundo entrenador. El Comité de Apelación no retiró la sanción y correspondió al de Mutriku sentarse en el banquillo y dirigir a sus jugadores como si de una final europea se tratara. ¡Vivirlo hasta la extenuación de sus fuerzas y su garganta.! Todo estaba previsto, incluso con la sal y pimienta de las declaraciones previas:
"Veo a mi equipo perfectamente capacitado y tenemos esperanzas de dar una buena medida y ser competitivos en este partido. Es un encuentro en el que tenemos poco que perder y mucho que ganar. En el mundo del fútbol la presión es para todos los equipos y más en categorías profesionales. Pero quizá ellos sí tengan más presión que nosotros. Vamos a intentar hacer goles, por lo menos uno para no perder".
Y el Éibar marcó uno (Goiria) y no perdió. Incluso estuvo más cerca de la victoria que su oponente. En el primer periodo el meta local Riesgo fue el mejor, salvando en dos ocasiones sendas opciones de gol. La Real se mostró caricato, como un equipo menguado en sus recursos, lento, poco imaginativo y muy presionado por su oponente que demostró saberse la lección de cabo a rabo.