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Los espectadores van a menos

Que estamos en crisis es algo que sabemos todos. Nos lo recuerdan a cada paso en cada noticia, en cada decisión. Que si recortes, que si medicamentos genéricos más baratos, que si mayor consumo de marcas blancas, etc. ¿Y el fútbol?. Hasta ahora el deporte parecía ajeno a los movimientos exteriores. La patronal y los jugadores iban a lo suyo hasta que comenzó el desfile de clubes por los juzgados apuntándose a las leyes concursales y tratando de salvar los muebles en la riada.


Los aficionados seguían acudiendo a los estadios, porque podía más la pasión por los colores que la realidad económica que afecta a la sociedad. Un esfuerzo para ser testigo de un acontecimiento que para ellos no tiene parangón. Sin embargo, este año las gradas se ven mucho más vacías. Por ejemplo, hace pocos días, en jornada de miércoles, se disputó el Valladolid-Osasuna a las seis de la tarde, horario laboral para muchos. Abrir Zorrilla cuesta cinco mil euros, la taquilla recaudó poco más de ochocientos con el consiguiente enfado, no oculto, de los dirigentes pucelanos.

Sin irnos tan lejos, podemos comprobar en nuestros propios estadios que los asientos no se llenan ni en las grandes noches. El Real Madrid llevó a las gradas de Anoeta 27.193 espectadores, tres mil menos que los 30.114 de la pasada temporada. Si en ese ejercicio las entradas retiradas en taquilla permitieron una recaudación de 269.830 euros, el pasado sábado no llegó a la mitad.

El derby entre la Real y el Athletic que se disputó en Anoeta un domingo a las doce también llevo menos espectadores, porque de los 30.344 de hace un año, nos quedamos esta vez en 28.823 con cien mil euros menos en el arqueo.

Recientemente, con motivo de la visita del Salzburgo a San Mamés muchos asientos quedaron libres pese a ser encuentro de alta gama y competición europea. Prácticamente ni el Barça, ni el Madrid consiguen en sus visitas colgar el cartelito soñado de "No hay billetes".

A partir de la evidencia convendrá hacer un ejercicio de reflexión. Este baile de horarios y televisiones está perjudicando. Del mismo modo que la ausencia de las emisoras de radio de todos los estadios aleja los micrófonos de la realidad de los encuentros, haciéndolos fríos y monótonos, sin declaraciones y sin pasión. El fútbol, aunque muchos no lo quieren ver, lo está pagando.

 

 

Iñaki de Mujika