El deporte, particularmente el fútbol, acuña términos que el tiempo acepta como positivos o que los rechaza haciendo su vida efímera. Simplemente, basta echar una mirada atrás para recordar a "los cinco magníficos", "la quinta del buitre", "los leones", "salir de la cueva", el "pico del área", "los merengues", lo que quieran. Lo último de esta moda se llama "liga bipolar" que por si alguien no lo controla se trata de un mano a mano entre el Barça y el Real Madrid, entendiendo que los demás equipos del campeonato dan palmas con más o menos gracia.
Los bipolares no han comenzado bien el camino. Los radicales defensores de la tesis de su superioridad afirmaban sin rodeos que ambos equipos llegarían al primer derby con diez victorias cada uno, treinta puntos, y que sería entonces cuando se orientara parte del título de liga. Han bastado solo cuatro semanas para comprobar que esas matemáticas no cuadran. El Barça capotó en Donosti dejándose dos puntos que tenía ganados con ventaja clara al cuarto de hora. Lo contrario que en Valencia donde por dos veces debió remontar ante el cuadro de Unai Emery en un soberbio partidazo.
Estos dos patinazos lejos del Nou Camp no ha sido capaz de aprovecharlos el Madrid que aún ha fallado más, sobre todo en terrenos más favorables. Perder en la cancha del Levante y empatar en Santander no entraba en los cálculos. Además parece que se ha agitado el bote, que a Mourinho no le ríen tanto las gracias, porque se descubre que algunas actitudes y comportamientos poco deportivos de sus futbolistas no son fruto del calentón de cada momento sino de una estrategia diseñada por el entrenador. Lo acaban de reconocer tras la expulsión de Khedira en Valencia.
En las líneas diseñadas por los técnicos aspirantes al título hay mucha diferencia, como en el juego y en el comportamiento de quienes lo practican. Basta con ver y oír para comprobarlo. No sé si al final seguiremos hablando de una liga bipolar, pero está claro que los dos polos se repelen, lo mismo que los aficionados a la hora de mostrar simpatías por uno otro. Los catalanes hace unos años no eran el equipo de referencia. Ahora, sí, simplemente por su modo de comportarse y porque dispone del mejor jugador del mundo, Messi, que siendo bipolar en lo individual con Cristiano Ronaldo le enseña de largo el camino.
Pasadas cinco jornadas lidera la clasificación el Betis, un equipo recién ascendido. Lleva doce puntos en su casillero y ello significa que ha cubierto más del veinticinco por ciento de los que necesita para conseguir el primer y gran objetivo de la temporada; quedarse en Primera.