El Arrate entra en la recta final. ¿Definitiva?. Los actuales dirigentes del equipo eibarrés, la gestora constituida, los anteriores responsables, las personas afectadas por la situación del club ven cerca un final. El lunes 22 es el día en que se deberán tomar decisiones definitivas para asumir la cruda realidad de una entidad a la que le pesa como una losa su imposible situación financiera. Los armeros necesitan cuatrocientos mil euros para ordenar cuentas y futuro. Nadie parece que esté dispuesto a ponerlos sobre la mesa.
Las reuniones se han multiplicado en el tiempo. Mucha gente ha estado dispuesta para tratar de salvar los muebles, pero no ha sido posible encontrar la solución. A día de hoy parece muy poco probable que el Arrate milite en la División de Honor (Asobal) la próxima temporada. No dispone de argumentos para defender su puesto en la mejor competición del balonmano. Ni económicos, ni deportivos, porque apenas quedan técnicos y jugadores. Sería un sin sentido que militara en la División de Plata en donde los atractivos son infinitamente menores y los gastos, parecidos.
Nadie ve luz en un panorama negro que, si nada cambia, obligará a una refundación del club con nuevos objetivos y argumentos. Sería muy duro echar por tierra todo el esfuerzo que muchas personas han dejado en el camino. Hay jóvenes jugadores en categorías inferiores, ajenos a la crisis, que deberían seguir disponiendo de oportunidades para practicar su deporte favorito. A ellos les correspondería poner los cimientos de un proyecto ilusionante y racional, que se base en la realidad que el nuevo club sea capaz de construir poco a poco. Pero el futuro será lo que decidan los socios del club. La gestora ha estado cerca de tgirar la toalla varias veces ante la falta de argumentos positivos, pero va a aguantar hasta el final. Queda poco.
Entonces será cuando se decida si el balonmano desaparece de Éibar o queda una llama encendida con la que iluminar la nueva andadura. Quedan personas suficientes como para volver a empezar y diseñar un proyecto real, acorde a los recursos propios, porque precisamente la falta de ajenos ha terminado por hundir el barco. En esta larga travesía ha habido acusaciones, malos rollos, que terminan enquistándolo todo y creando zozobras que en nada colaboran a la solución de los graves problemas. En la recámara, deudas, impagos, denuncias, sentencias desfavorables…todo viento en contra.
No ha de pasar mucho tiempo para que las incógnitas se resuelvan. Parece claro que el club no competirá en la liga, pero queda resolver la incógnita del futuro. Hay gente que aguarda con interés, incluso egoismo, la resolución del conflicto.