Iñaki de MujikaLa liga en Primera División concluye este sábado. Diez partidos, veinte equipos y muchas cosas por resolver. Fundamentalmente, el conjunto que descienda a Segunda. En esa pelea andan implicados varios equipos. De ellos, dos son nuestros: Osasuna y Real Sociedad.
Aunque si quieren que sea sincero, quien realmente está involucrado de verdad es el cuadro realista. Hace tiempo que en el fútbol se instaló el cambalache y la componenda. Como nadie ha sido capaz de poner freno en el camino, el asunto se ha desmadrado tanto que nadie cree en la honestidad de clubes, entrenadores y futbolistas.
Sería bueno para la honradez de este deporte que hoy no pasara lo que todo el mundo espera, es decir, que todos los encuentros están amañados y que concluirán con el resultado favorable a los intereses de quien los necesita. El único partido que está a salvo de esa corriente de descrédito es precisamente el que se juega en Anoeta.
Real Sociedad y Getafe saben que ganando salvan la categoría y saben que ningún resultado ajeno les va a ser favorable. El empate beneficia también a las huestes de Martín Lasarte. Por tanto, con el estadio lleno, porque todas las entradas se han vendido, los guipuzcoanos van a tener todo de cara. Depende exclusivamente de ellos. Si pierden, bajarán a Segunda, porque no habrá ni milagro ni ningún resultado carambola.
Es lo mismo que intuyen muchos de los protagonistas de la jornada, incluso los que han seleccionado el partido de Anoeta como el más interesante para ofrecerlo al resto del mundo por televisión. En las últimas fechas han sido bastantes las voces que anuncian el pasteleo, incluso futbolistas que se atreven a asegurar que se apuestan su patrimonio acertando resultados. El pescado está vendido. Sólo quedan las espinas de Donosti. La suerte está echada.
