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Agarrarse a la coartada

El Madrid volvió a quedarse con diez jugadores en un partido de fútbol. Expulsaron de nuevo a uno de los futbolistas que menos mide sus entradas. El portugués Pepe se marcó una plancha sobre la tibia de un oponente que el alemán de turno decidió enfriarle antes de tiempo en las duchas del Bernabeu. A partir de este momento, el Barça aceleró un partido dormido, marcó dos goles y prácticamente sentencia la eliminatoria de Champions. Los catalanes están con pie y medio en la final.

 

Mourinho encontró  en la expulsión la coartada perfecta para justificar la pobre imagen de su equipo, el timorato planteamiento ante el adversario superior, urdiendo un plan de ataqie, nuevamente dialéctico, en la sala de prensa de un estadio que salió decepcionado por lo visto. Arremetió contra el árbitro alemán Stark, contra los triunfos anteriores del Barça: "Me daría vergüenza ganar así". Y además hizo una pregunta: ¿Por qué?.

Alguno de sus jugadores, Cristiano Ronaldo, también reflexionaba en voz alta, mostrándose muy poco generoso con las decisiones de un técnico que reconoce jugar a empatar, al 0-0 que considera un gran resultado para la vuelta. Eso en Chamartín es sacrilegio. Si hace un año a Pellegrini se le ocurre algo parecido le fusilan. ¿Cómo es posible que un club que se ha gastado una millonada en delanteros y mediocampistas ofensivos juegue a no perder?.

La táctica y la estrategia son recursos del fútbol. En el partido más importante de la temporada en su feudo, Mourinho decidió salir sin delantero centro específico, cuando en el banquillo disponía de tres (Adebayorm Higuain y Benzema). ¿Cómo es posible que jugando en tu casa sólo saques un córner, no pases del 22% de posesión y tu portero tenga mucho más trabajo que el rival?. ¿Cómo se justifican los desembolsos de tantos cientos de millones?.

El Barça ganá o pierde, pero es fiel a un estilo y su comportamiento es previsible. No está en su mejor momento pero le basta para ganar el campeonato de liga y prácticamente acceder a la final de la Champions. Los cuatro enfrentamientos consecutivos dejan demasiadas secuelas, la mayoría poco deportivas. Y éstas son todas favorables al cuadro catalán. Los resultados y la pugna de los futbolistas determinantes hablan catalán.

Messi marcó dos goles, se abrazó a sus compañeros y dignificó por ello la reputación de su técnico. Cristiano Ronaldo se perdió en las protestas, expresó su desacuerdo y criticó la poca ambición de su entrenador. Aunque muchos crean que las cidas de ambos jugadores son paralelas, entre los dos se comprueban muchas diferencias. Y mientras tanto, Valdano, por bajines, supongo que estará esbozando una sonrisa.

Iñaki de Mujika