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Luis Enrique, un entrenador diferente

Luis Enrique Martínez es todavía el entrenador del Barça "B", que es lo mismo que decir la antesala de uno de los clubes más grandes del mundo. Ha decidido poner fin a su presencia en ese banquillo porque entiende que su ciclo ha concluido y que el objetivo de la permanencia está conseguido. Le queda un año de contrato, pero no quiere cumplirlo. Lo ha dicho en el club y éste lo ha hecho público.


Llama la atención porque es inhabitual. Centenares de entrenadores españoles y extranjeros se morirían por entrenar al filial azulgrana. También es muy raro que un técnico abandone su puesto con contrato en vigor dentro de una entidad de la capacidad del Barça. Sin embargo, en el caso del gijonés puede entenderse porque su vida profesional está llena de procesos que le hacen diferente.

Como futbolista pasó del Sporting al Madrid por 250 millones de pesetas. Después de años de éxito el club decidió no renovarle. No ocultó jamás su desengaño y falta de cariño a sus blancos colores. Firmó después por su directo rival. El Barça le abrió la puerta hasta que se retiró al cumplir 34 años. En medio, un oro olímpico y su participación en el Mundial de Estados Unidos, donde se hizo famoso por el codazo que Mauro Tassoti le dio en la cara rompiéndole la nariz con impunidad sin que el árbitro Sandor Puhl  quisiera enterarse. Esa fotografía con la cara ensangrentada dio la vuelta al mundo.

Retirado del fútbol activo decidió marcharse a vivir durante un tiempo a Australia con su familia para practicar surf, una de sus mayores aficiones. Igualmente, participó en el Maratón de Nueva York y en pruebas atléticas populares de nuestro territorio, así como en competiciones de triatlón.

Recientemente la Fundación Ánima que se dedica a ayudar a niños afectados por enfermedades graves o terminales ha recibido todas las camisetas que Luis Enrique cambió en su carrera con jugadores rivales. Entre esas camisetas donadas se encuentran las de Mateo, Cruchaga, De Pedro, Aranzabal, De Paula, Alkorta, Urzaiz. A partir de ahora, como escribió un día, "volverá a marcarse un objetivo". Deportista de carácter, distinto, temperamental y defensor siempre de su parcela. 

Iñaki de Mujika