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Imperial Tarraco: Pocos lujos

Tarragona es una ciudad rara. Da la sensación de no valorar lo que tiene o que renuncia a rentabilizar mejor su enorme historia. Roma está en muchas de sus esquinas, antes de asomarse al mar. Le quedan notables restos de arte clásico, pero no cuenta con la avalancha turística de otras poblaciones que explotan más sus recursos. Esa sensación es mi sensación que, seguro, muchos no compartirán.

En el último viaje descubrí "El Serrallo", algo así como el Barrio de los Pescadores. Me gustó el sitio. Una plaza agradable con veladores en los que poder sentarte tranquilamente al borde del puerto pesquero y disfrutar de un aperitivo mientras calienta el sol del mediodía. No hay mucha gente. Vivimos en otoño y la ciudadanía prefiere el centro. Se nota en la Plaza de la Font (Ayuntamiento) o el camino que desde aquí lleva a la Catedral, en cuyo entorno los domingos se monta un mercadillo en el que se vende de todo.

Hay aparcamientos suficientes para dejar el coche en lugar céntrico. La oficina de turismo está en el Carrer Mayor, justo el camino que lleva desde el Ayuntamiento a la Catedral. Te ofrecen varias opciones para que elijas rutas que te permiten conocer la mayor parte de propuestas culturales de la ciudad. Está todo relativamente cerca, a mano. Incluso hay un "trenecito" que te da una vuelta por cinco euros y te enseña algunas de esas realidades.

No dominamos la gastronomía de la ciudad. Os he dicho que terminamos en "El Serrallo". Oteamos el horizonte y nos decidimos por L’Onada. Pregunté que significa la palabra en catalán. "Ola". Se supone que en un sitio de estos la base tiene que ser el pescado. Picamos unas anchoas, servidas sobre un "pilé" de hielo, y "pan tumaca". Luego, unos calamares fritos y finalmente un arroz con rape y langostinos. Las raciones, un poco "escás". Nos solemos ir directamente al café. ¡Quedaba sitio para el postre!. Pastelitos y helado. Cerveza y agua como bebidas. Los 40 euros por barba nos parecieron excesivos.

Lo peor de todo es que un amigo de Xabi nos había recomendado "La Puda" (Moll Pescadors), allí mismo a 25 metros. Sufrimos una confusión de lugar. Por fuera, no "se distingue", pero nos dio tiempo a mirar por las ventanas y comprobar que había más comensales. Destaca por su pescado al romesco y toda clase de mariscos que los barcos vacían en la misma lonja. Si hay otra oportunidad, seguro que terminamos allí.

Nos encontramos de noche para cenar, otra vez, en "La Tagliatella" (Mayor 4), el mismo italiano de la cadena que conocimos en Alicante. Como allí estuvimos a gusto, repetimos. Dice la tradición que si disfrutas en un sitio no hace daño intentarlo de nuevo. De todos modos, la intuición nos dice que en Tarragona no existe una alta escala gastronómica. De vuelta por carretera, me detuve a la entrada de Valls a ver un rato del decisivo España-Suecia (noviembre 2007) en un complejo con buena pinta: "Hotel Restaurante Casa Félix". Un mixto con buen pan y una coca cola, antes de seguir la ruta de vuelta.

 

Datos de la ubicación:

Restaurante L’ Onada

Plaza del Bisbe Bonet s/n

TARRAGONA

Tfno.- 977 215033

 

Restaurante La Puda

Moll de Pescadors, 25

TARRAGONA

Tfno.- 977 211511

 

Hotel Restaurante Casa Félix

Carretera Nacional 240 (entre Valmoll y Valls)

http://www.felixhotel.net/

Tfno.- 977 601350

Iñaki de Mujika