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¡A los de Coleman les gusta la banana!

El segundo triunfo de la Real en la liga se produce también fuera de casa. En Las Palmas, allí donde pocos días antes cayó eliminada ante el equipo insular. Esta vez marcó tres tantos que le valieron otros tantos puntos.

El fútbol tiene sus argots y un modo particular de calificar comportamientos y situaciones. En el sur de América, los jugadores saben que la banana es algo más que un plátano. Es una jugada que consiste en pasarse la pelota los zagueros de un lateral al otro, pasando por los centrales. Hasta aburrir. Es fácil imaginárselo. La punta y la cola. En medio, el cuerpo. Lateral derecho, a su central. Este, a su compañero. Luego, al otro carrilero. Así, una vez y otra y otra…Vuelta para un lado. Vuelta para el otro. Banana y doble banana. Es el recurso de los pobres, de los que no tienen manera y modo de manejar el balón y llevarlo a zonas de conflicto, allí donde el rival sufra y conviva con situaciones comprometidas.

El pasado 4 de septiembre, la Real jugó en el Insular un partido irrepetible. Por lo malo. Se pegó, en esta tierra en la que tanto abundan, un atracón de plátanos. Una "jartá" de bananas. Expulsado un rival, con Xabi Prieto en la grada hasta el 48´ y con Novo en lugar ignoto por cuestiones difíciles de entender cuando el equipo está tan necesitado de conductores, equilibristas y buenos pasadores, la Real se despidió de la Copa.

Ayer volvimos al "escenario del crimen", con el sano objetivo de liberarnos de esa inoperancia que el equipo tiene por bandera, sus seguidores, por compañía y sus dirigentes, espero, por preocupación. Garitano se quedó en la grada y mañana visita al médico que le operó en Madrid. Su pulmón lo necesitamos. El resto, lo habitual, con Castillo renqueante en una cadera. El "coco" saltó a la cancha del nuevo Insular con la saca llena de bananas.Y todo se pareció mucho. Al poco de empezar, expulsión del portero. Luego, gol de Nauzet Alemán. Todo se parecía demasiado para cosa buena, pero los realistas reaccionaron. Gerardo, de penalty, encontró el nuevo camino que siguieron Díaz de Cerio y Vaughan. Si los puntos sirven de lenitivo, estos tuvieron olor a banana. Poco fútbol, mal juego, pero tres puntos que oxigenan.

Iñaki de Mujika