Desde el día en que entrevisté a Edorta Lamo e Iñigo Cojo, tenía claro que era cuestión de tiempo darme una vuelta por su "sancta sanctorum". El 31 de octubre, víspera del 1 de noviembre que no currábamos, reservamos mesa en "A fuego negro", el restaurante de "pintxos" que ambos restauradores regentan en la Calle 31 de agosto, frente a la iglesia de Santa María, en la Parte Vieja donostiarra. Lo habíamos intentado la víspera de "El Pilar" pero estaban hasta las cachas de gente.
Con otros tres compañeros de la emisora, los que formamos parte de nuestro magazine, Cristian, Iker y Sergio, compartí experiencia en un local, que en la estructura es también diferente. No es un restaurante al uso, porque la barra está en la mitad del establecimiento y no hay mamparas, ni compartimentos de separación. Mientras esperábamos, un txakoli de convivencia. Vemos pasar una ración de media paletilla de jamón, servido con pan tostado, aceite y salmorejo en recipiente, así como una terrina de foie, con miel, y tostadas de pasas. Ni discutir: "Eso, para empezar".
Luego, cuatro menús degustación, de los de ocho platos (los hay con más), que cuestan 25 euros cada uno. Formidable exhibición de ideas. Entre ellas, el pintxo ganador del Campeonato de Euskal Herria: "Txitxarro, queso de oveja y menta sobre tosta de cereza". Soy incapaz de recordar todo lo que desfiló sobre la mesa. Es difícil olvidarse de un plato con "Txangurro, crema de aguacate y helado de regaliz", que a Sergio le pareció inigualable. No soy mucho de bacalao, pero la brandada que nos sirvieron sobre fondo de puré de coliflor y curry sabía a gloria. Cayó en un plis plas un "Pollo de lumagorri, con aderezos". También pasaron por la mesa un par de infusiones. "Fresa sobre fondo de crema de queso" así como otra de flores y frutos en tomate.
Los postres fueron dos y destaco "Helado de maíz con palomitas y barquillo de chocolate", delicioso. Buen café que se agradece y un licor suave de chocolate. Antes, un rioja de Viña Arviza. Todo en su conjunto apunta a diferente, nuevo y rompedor. Incluso, el cuarto de baño, decorado en pizarra. A tu disposición tizas para que escribas lo que quieras. Caí en la tentación: "Qué bien hemos comido", pinté sobre la pared. Cada viernes se borran los mensajes. No quisiera olvidarme de Alan, el chico joven que nos atendió muy amablemente. Destaco esto, porque con la crisis galopante que existe en el sector, llama la atención un comportamiento tan positivo.
Datos de la ubicación:
"A fuego negro"
Calle 31 de agosto
20003 Donostia-San Sebastián
Tfno.- 650-135373