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¿Quién puede creer en la Real?

La Real Sociedad acumula despropósitos y es víctima de muchas horas de incompetencia. Las luchas intestinas, los frentes abiertos en los últimos años han desembocado en un proceso que llevará nuevamente el próximo 3 de enero a sus accionistas a las urnas. Lo que quedaba del equipo del dimitido presidente Miguel Fuentes ha seguido el mismo camino. María de la Peña se une a la lista de "ex" tras la decisión de abandonar el barco.

No le quedaba otra. La situación económica es insostenible con una deuda que no es inferior a los 3.000 millones de pesetas y que propicia una realidad en la que la liquidez no existe. El hecho deportivo no es mejor y el "equipo escaparate" se encuentra compitiendo en Segunda División con poca gloria, tras un descenso traumático.

La tercera pata del banco es la crisis social. Los accionistas, abonados y simpatizantes asisten anonadados al proceso de deterioro. Les sangran con subidas de cuotas, pagos por días del club a cambio de un espectáculo del que la fractura social es lo más significativo. Hartos de todo, más de 5.000 devuelven sus entradas, porque no se solidarizan con la corriente de que por amor al club todo vale.

El próximo 30 de noviembre la Junta de accionistas tendrá que aprobar un presupuesto que los actuales rectores no van a gestionar. Los gastos son muy superiores a los ingresos. En el amazónico discurso de despedida, en una especie de "Retablo de las Maravillas", se trató de convencer que los 12,7 millones de euros que faltan para igualar las cuentas van a venir de conceptos tales como: venta de los derechos de los jugadores de la cantera en un 40%, venta de terrenos en Zubieta, venta del local de la calle Churruca, posibles ingresos derivados de traspasos de futbolistas que militaron en la Real y de los que se guardan derechos del 20% sobre la plusvalía (Arteta, Xabi Alonso, Javi Garrido…), amén de traspasos de futbolistas como Diego Rivas, Mikel Alonso, cedidos a otras entidades.

El discurso de despedida conllevó también un apéndice sobre la remodelación de Anoeta, el acercamiento de las gradas al terreno de juego, la posibilidad de crear negocio con la construcción de nuevos palcos, etc. Una sorpresa que, cuando una presidenta se despide, plantee proyectos de futuro.

La siguiente pregunta tiene que ver con el futuro. ¿A quién votar?. ¿Por qué proyectos decidirse?. Se conoce el interés del denominado "Grupo chino", a cuya cabeza aparece el empresario guipuzcoano Iñaki Badiola. Aún no se ha presentado de forma oficial, pero lo hará en próximas fechas. Su proyecto está llamado a insuflar dinero a las maltrechas arcas, a potenciar el nivel deportivo con fichajes que apuntalen de verdad la plantilla y a tratar de recuperar la categoría perdida.

Se habla mucho de Miguel Santos, el candidato al que machacaron los que ahora están dispuestos a apoyarle. No ha dicho "esta boca es mía", pero muchos sectores le buscan. Empresarios con dinero, apoyo institucional y cierre de filas en torno a una idea que sea capaz de aglutinar las mayorías.

Este club no puede aguantar más otra batalla electoral, con vencedores y vencidos, con la fractura social que ha desembocado en este desencuentro. La Real no vende más que pena y ese no es un valor en alza.  Desde ahora hasta el 3 de enero, la sociedad va a estar sometida a un bombardeo de opiniones y posicionamientos, amén de una Junta llamada a ser borrascosa.

En medio, un equipo de profesionales que cada semana trata de hacer las cosas de la mejor manera posible. No recibe un solo mensaje de apoyo. Abandonado a su suerte, sufre en propia carne toda la cascada de desánimo que desde hace meses se instaló en el seno de la sociedad cuya camiseta orgullosamente defienden.

Iñaki de Mujika