Las cuentas ya están aprobadas. ¡Loada sea la feligresía que las apoya!. El presupuesto está bendecido con más cañones que el Museo del Ejército. ¡Loada sea la imaginación!. Ya tenemos un candidato y ya tenemos, todavía más, al beaterio mirando al cielo y esperando que la Santísima Trinidad se nos aparezca y nos llene del Espíritu Santo. Fe es creer en lo que no se ve y de eso nos sobran arrobas.
Pasó el trago Juan Larzábal que llegó a la Junta con las amígdalas inflamadas. No era para menos. Necesitaba un milagro para sacar adelante un proyecto de presupuesto con menos futuro que mi régimen de adelgazamiento. Pero la "no atomización", es decir los que poseen más que unas cuantas acciones estaban de su lado y así, como en tantas otras ocasiones precedentes, se salvaron los muebles.
El joven y breve presidente no se metió esta vez, y se le felicita por ello, en ningún charco. Aseguró dejar vía libre al trabajo de las candidaturas venideras y no inmiscuirse en oscuras maniobras que tanto éxito han proporcionado en los últimos años. Larzábal quiso que la cosa fuera rápida y tranquila y optó por un "Amén Jesús bendito, Ora pro nobis" que le llevara hasta las 23.15 momento en el que despidió a la concurrencia en un "chimpún" y se le bajaron las "amígdalas".
Apareció Badiola, sin té chino y sin corbata. Tranquilizó a la grey, mientras desinflaba el globo antes que se lo pinchasen. Por eso, renunció al 35% y a la "due diligence", que significa ganar adeptos a la causa china. Tonto, desde luego, no es. ¡Sabe más que los ratones coloraos!. Es obvio que conoce que el campo de actuación del próximo mes se va a convertir en un escenario sólo apto para kamikazes. Al tiempo.
Por lo demás, en Sevilla bien. Romualdo García es un cochero que aparca su calesa en la puerta de la catedral. Me hace precio para darme una vueltita por el barrio de Santa Cruz, a pesar de que su caballo, en cuanto me ve, mueve su cabeza de izquierda a derecha y viceversa, como diciendo ¡nooooooooooooo!, mientras relincha en señal de protesta por lo que le viene encima. Eso por la mañana, antes del aperitivo en la bodeguilla y de la comida en Casa Modesto, que es de largo lo mejor del viaje.
La tarde es otra cosa. En el Pizjuan. Qué grande es el fútbol. El miércoles este campo se abarrotó y vibró con la Champions (Sevilla-Arsenal). Ayer nos dormimos. Dejo el partido para el final, porque con un par de líneas tengo suficiente. Valoro el mérito de quien ha tenido que escribir atrás dos páginas hablando de un encuentro que no dio ni para estornudos. La injusta expulsión de Iñigo Díaz de Cerio y no haber lanzado un corner en 90 minutos es lo único que encuentro noticiable.
(Este articulo se refiere a la semana en que se celebra la Junta de Accionistas de la Real y el equipo empata a cero en el Sánchez Pizjuan frente al filial sevillista).