Joseba Beloki ha decidido retirarse del ciclismo, después de llevar un año y medio peleándose porque alguien haga justicia y resuelva un problema que, derivado de la famosa "Operación Puerto" (2006) ha condenado al ostracismo, y a la retirada, a bastantes ciclistas. Entre ellos, a Joseba Beloki que anunció en Vitoria su marcha como corredor en activo del deporte que amaba. Aseguró en su comparecencia que se iba "con la cabeza alta y orgulloso" de sus logros, entre ellos tres podios en el Tour de Francia. "Como todo en la vida, existe un principio y un final, y éste ya ha llegado para mí, aunque me he resistido a admitirlo tras haber intentado agotar todas las posibilidades de terminar mi vida deportiva corriendo",
Beloki no ha dudado en calificar de "desesperada" la situación en la que ha vivido sus últimos 18 meses, donde no han faltado ni el "sufrimiento, ni la soledad, ni la mentira". El corredor de Lazkao añadió que "Llevo dieciocho meses sin competir (recordó que su última carrera fue en mayo de 2006 en Eibar), y he luchado contra viento y marea por volver a ponerme un dorsal, pero es imposible". No dudó a la hora de explicar el drama que viven los ciclistas, "incluso a la traición por parte de nuestro mundo, el mundo del ciclismo. Nos están haciendo el vacío, una muerte lenta; apartándonos, aplicándonos códigos inmorales, y prescindiendo de la tan famosa presunción de inocencia, inexistente en el mundo del ciclismo, o al menos para algunos".
En su despedida no han faltado los momentos de emoción, aquellos en los que ha recordado a su mujer, sus hijos, sus padres, su hermano Gorka, al director deportivo Manolo Sáiz, el médico Alberto Garai, al masajista Gabino Ereñozaga y al abogado Pablo Arregi. Todos, a su manera, han colaborado para que su carrera haya estado jalonado de muchos momentos dulces, sobre todo, aquellos en los que subió al podio del Tour de Francia. "He conseguido lo que poca gente, hacer realidad mi sueño de niño: ser profesional", afirmó.
Joseba Beloki (Lazkao, 1973) se inició en el profesionalismo con el equipo Euskaltel Euskadi (1998). Pasó luego al Festina, pero fue con la ONCE de Manolo Sáiz en donde consiguió sus mejores gestas. Los maillots de La Boulangere, Saunier Duval y Liberty fueron los últimos que defendió el ciclista guipuzcoano. Las terceras plazas finales en el Tour del 2000 y 2001, así como el segundo del 2002 pasarán a la historia de su palmarés. La mayor duda surgió el 15 de julio de 2003, al sufrir una grave caída en la novena etapa del Tour, en pleno descenso del puerto de La Rochette. Estaba siendo su mejor actuación en la ronda gala, en dura pugna con Lance Armstrong, pero el americano tuvo mayor fortuna y vio desaparecer a su principal rival en plena carrera.
Este corredor, si ha destacado por algo, ha sido por su constancia y tenacidad. Esas virtudes le pertenecen. Por ahí debe venir su futuro, porque no niega que quiere seguir de alguna manera vinculado al ciclismo. Tal vez, pueda llegar a convertirse en el nuevo presidente de la Asociación de Ciclistas Profesionales, si ve que su trabajo en ese colectivo puede valer para "intentar corregir muchas de las cosas injustas e innecesarias que rodean al mundo de este deporte".