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La Judería de Córdoba

Un tendón inflamado en mi pierna izquierda me fastidió bastante el viaje a Córdoba. Apenas podía andar. Coincidiendo con los días grandes de la tamborrada donostiarra, el calendario caprichoso nos llevó hasta las tierras del califa Abderramán. Pese al invierno, la jornada lució soleada y calurosa. Espléndida. Remozado el puente romano y la Torre de La Calahorra crucé por encima el Guadalquivir para llegar hasta La Mezquita. Pasé al Patio de los Naranjos, al borde de la una del mediodía, justo en el momento en el que repicaron las campanas como si no hubieran sonado nunca.

El Hotel Maimónides está muy cerca y supongo que no es el sitio idóneo, si quieres dormir bastante. Los badajos machacan los bronces. Pasamos junto a "El caballo rojo", uno de los más afamados restaurantes, recomendado por las gentes que conocen la ciudad. Incluso, Joseja Hombrados, el portero de la selección española de balonmano al que le envié un mensaje de ánimo para su partido contra Alemania, me lo señaló como una opción más que interesante.

No les hice caso. La última vez que llegué a Córdoba fue para visitar a Jorge Cortés, otro jugador de balonmano que entonces defendía la camiseta del Pozoblanco. Creo que el cariño es mutuo. Le admiro por su equilibrio personal. Buena y generosa persona. Con él pateé la ciudad, de día y de noche. Me enseñó los rincones más entrañables, así como las tascas y restaurantes que merecen la pena. No me olvido de un soberbio salmorejo en La Escandalera.

Por ese recuerdo y porque la apuesta era segura, sugerí Casa Pepe de la Judería. En esto, los compañeros de la canallesca me hacen caso sin rechistar. Mesa para cinco. Hay chinos, japoneses, cordobeses y turistas. Entra todo el mundo. El atento servicio te va ubicando en los varios comedores con los que cuenta la casa. Jamón, para empezar. Siempre jamón. Lo cortan al momento, con sus vetas y su sabor especial. Caña de lomo para no bajar de nivel. Habitas tiernas. Revuelto de verduras, croquetas de la casa y solomillo. Todo compartido. Cervezas sin freno. Estamos en enero, pero parece mayo. ¡Lo digo por la sed!.

"De postre, un surtidito". Claro, ¿para qué discutir?. Tartas y helados. Luego, los cafés. Muy buenos. Lo escribo, porque los restauradores no se esmeran demasiado en que el café se corresponda con la comida. Me tomé dos solos. La casa nos ofreció el detalle de un plato de natilla decorado con fresa en el que se leí "Ongi etorri". Nos "olieron" a la primera, acertando la procedencia. Es divertido. En verano, la terraza se habilita y la vista sobre La Mezquita merece mucho la pena.

Como además, el partido fue bien y ganamos en El Arcángel la jornada salió redonda, incluso para un par de gin-tonics. Me gusta "Moma", un sitio de copas en la Avenida de Andalucía que se peta de gente guapa. En Córdoba las mujeres gozan de buena fama por su belleza. Aquí se comprueba sin discusión. Altas, morenas y de ojos verdes.

 

Datos de la ubicación:

Casa Pepe de la Judería

Calle Romero 1-3

 

Tfno.- 957 200744

CORDOBA

Iñaki de Mujika