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¡Decíamos ayer…!

La Real ha concluido cuarta el campeonato de liga, dejando tras de sí un halo de decepción en las últimas jornadas. El empate frente al Córdoba y las victorias del Málaga y Sporting le dejan sin premio. Casi, casi, hoy podría copiar aquí el artículo que publiqué cuando descendimos en Valencia hace ahora un año. Lo he buscado en mis archivos y, sinceramente, pocas cosas voy a cambiar. Transcribo una parte de aquel contenido:


"Fractura social por todo lo alto. Cascada de desafueros. Estrategias poco edificantes. Tras ellas, catarata de desencuentros que acaban con el trabajo de directores o secretarios técnicos, entrenadores, jugadores, empleados…

Imposible resistir. Este club no necesita ratificar a nadie. Este club exige fortalezas internas y externas. A mí me da igual quién mande. Lo que quiero es gente responsable, preparada y dispuesta, profesionales de la gestión, con capacidad de liderar un proyecto que aglutine. Personas capaces de transmitir ilusión.

A la Real le quedan sus seguidores. Los que han asistido atónitos al devenir de los acontecimientos. Ayer la gente quiso estar cerca de sus futbolistas. Profesionales que se han dejado la piel en el campo hasta el pitido final. Nada que reprochar a su actitud y comportamiento".

Pasado un año, no estamos mejor en nada. La jornada de ayer fue previsible. No cabía pensar en otra cosa. La ley del fútbol dice que si llegas a la última jornada con los deberes hechos tienes fiesta. Málaga y Sporting no iban a fallar con todo a favor de su corriente. Campos llenos, rivales que no se juegan nada, en tanto que por Anoeta pasó un Córdoba mejor, que a punto estuvo de descender cuando el empate a uno les valía, pero faltaba el penalti que falló César para el Cádiz.

Los nuestros fueron ansiosos e irregulares. Estuvieron sobre el césped con la nula emoción que procedía de los otros estadios implicados. No hubo si quiera un puntito de esperanza.

Mañana, los accionistas están convocados. Badiola no va a poder presentar un ascenso que le hubiera proporcionado un indiscutible respiro. No dispone de argumentos para cautivar, porque la situación deportiva, económica, estructural de la entidad no llama al optimismo. Lo mismo que hace un año, pero todo a peor. ¡Decíamos ayer…!

Iñaki de Mujika