La hoguera de San Juan no quemó los malos espíritus. Antes bien, los avivó y nos propuso un horizonte poco esperanzador y preocupante. La Real se debate en la indefensión, porque apenas le quedan recursos para reflotar y ofrecer una imagen de consistencia que haga más optimista el futuro.
Ayer se reunieron dirigentes y diputados para convenir una realidad. La rueda de prensa de los diputados Pello González (Hacienda) e Iñaki Galdós (Deportes) mostró ese punto de seriedad y exigencia que aleja la posibilidad de creer en la milagrosa actuación de la institución foral. El club roza la quiebra técnica y sólo un milagro nos salvará de conocer de cerca lo que significa una Ley Concursal que acecha como única tabla de salvación.
La Diputación estaría dispuesta a abonar el 1,7 millones de euros que se deriva del acuerdo firmado con la entidad txuriurdin. Pero las cifras que debe abonar a la plantilla de jugadores antes del próximo 30 de junio alcanzan los 4,8 kilos. Demasiada distancia para tan pocos días. Otra vez, la pelota en el tejado de los futbolistas. Si se deciden a denunciar el impago de sus contratos ante la AFE, nos encontraremos sumidos en una complicación extrema, nunca vivida en la historia del club.
Si se negocia y se evita el estrago, qué garantías de cobro puede ofrecer a día de hoy la entidad. ¿Qué dirán el resto de acreedores no futbolistas?. Dicen los que entienden que una Ley Concursal, con administrador judicial incluido, no es un drama. Paralelamente, la Diputación solicita un plan de viabilidad real (adecuación de ingresos y gastos) para reflotar la comprometida situación.
Por lo demostrado hasta ahora, el actual consejo, desbordado por todos los flancos, no consigue encauzar la situación. Tampoco es capaz de transmitir confianza al accionariado que le negó su apoyo en la última junta de accionistas. Al respecto de ella, hoy ha emitido un comunicado para estimar "que no se sienten especialmente inquietos" por el hecho de recibir únicamente el apoyo de un 14%. El rechazo a las propuestas del equipo de Badiola alcanzó el 57% de las acciones presentes y representadas en la exposición de las actividades de gestión y la revocación del equipo auditor, temas más llamativos del orden del día. Cuesta mucho entender esta postura, cuando una agrupación del 5% de acciones pudiera solicitar una junta general extraordinaria con el fin de poner fin a su mandato.
Le pararon los pies y le solicitaron la famosa "due diligence". Los últimos cuatro presidentes se presentaron con sendos notarios en el club en busca de un documento que no llega a sus manos y que les impide adoptar medidas. Mientras tanto, en los juzgados aguardan las e demandas por los despidos de Salva Iriarte, Juanan Larrañaga, Mikel San Juan, Manu Urbieta y una secretaria. El propio presidente ha hablado de un plan regulador de empleo y a esta hora no es oficial la presencia de un director deportivo, la firma del contrato de Lillo, la situación de la plantilla, etc., etc.
Con este panorama, entenderán que a ras de suelo uno no puede sentirse más que preocupado, no ya por el hecho de no poder entender cómo y por qué se ha llegado hasta aquí, sino por el cómo salir de esta sima profunda.