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Una semana en la que no me timan…

2ª Jornada. LIGA. Zaragoza-Real Sociedad (2-2) 

Es la segunda vez que acudo a Zaragoza en dos meses. En julio pisé el recinto de la Expo y salí despavorido. Además de soportar treinta y tantos grados, recorrí pabellones de países y autonomías hasta hartarme. Hice las colas justas y pagué en el chiringuito de Andalucía 6 euros por un salmorejo con virutitas de jamón, servido en vaso de plástico.

Seguidamente, en el de Euskadi abonamos 10 euros por una botella de sidra de Astigarraga. Rusia nos cobró 3 por un botellín de agua y en un restaurante italiano un plato de spaghetti a la carbonara costaba15 euros. Para que todo no sea malo, me sentí satisfecho por la compra de una corbata de seda natural, a muy buen precio, en el recinto de la India. La estrené el viernes en la fiesta de Kirolgi.

Convendrán ustedes que, a la vista de los precios de la manduca,  ayer decidiera almorzar en Tudela (Casa Remigio) donde la relación calidad-precio todavía emociona. No estaba dispuesto a un segundo asalto de semejante calibre en tierras mañas. Lo mismo que el equipo. Los realistas se marcharon a San Mateo de Gállego, un pueblecito con hotel de dos estrellas en el que se concentraron.

En La Romareda ha desaparecido el parking de superficie y lo han convertido ahora en alameda para paseantes. El campo sigue igual y el partido se pareció poco al del miércoles. Entre otras cosas porque Marcelino recurrió a la artillería pesada. Era el primer encuentro de los maños en su casa tras el descenso. Los cuchillos dejaron de afilarse a los diez minutos con el 2-0, tras comprobar además que los contrarios estaban ausentes, dando una sensación inánime.

En el descanso el técnico tolosarra les dijo cómo se ganaba el partido. Lejos de mirarle raro, los realistas creyeron y se pusieron a la obra. Los rivales dejaron de ser eficaces mientras la grada daba síntomas de cabreo. Marcos abrió la lata. Iñigo le pegó un lametón y si no es por López Vallejo y una falta de fortuna a esta hora hasta la etiqueta era nuestra. Se sigue haciendo camino. Camino bueno desde la confianza de los jugadores cuyo rendimiento mejorará cuando se convenzan aún más de lo que son capaces. De entrada, me siento muy contento porque he venido de nuevo a Zaragoza y esta vez he visto al equipo sobreponerse, dando respuesta admirable al 2-0 del minuto 10 y confirmando una semana estupenda en la que no me he sentido para timado.

Iñaki de Mujika