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Abreu abre el melón

Sebastián Abreu dejó las cosas claras como los chorros del agua en su comparecencia ante los medios. "Si Lillo no sigue, descarto continuar", afirmó el uruguayo. La apuesta de la plantilla por el entrenador es obvia e indiscutible. Incluso, por primera vez, un jugador que vino por expreso deseo del técnico tolosarra, cifra su futuro en base a la apuesta que la Real haga por un proyecto en el que su actual preparador se mantenga como responsable.

Lillo no va a seguir pese al fuerte movimiento de algunos sectores que apuestan por su continuidad. El Consejo decidió y espera a que las matemáticas confirmen que la Real será equipo de Segunda División la próxima temporada. Normal. El contrato del míster contempla una claúsula de renovación automática, si el equipo aciende a Primera. Debe cuidar las formas y respetar los tiempos.

Las declaraciones del entrenador apuntaban en la misma dirección no hace muchos días. Reconocía y agradecía el apoyo de Loren, director deportivo, que apuesta claramente por su renovación, pero aseguraba que no había recibido ninguna noticia en la misma dirección procedente de los órganos rectores de la sociedad. La plantilla y el cuadro técnico crearon una burbuja llena de empatías en tiempos de Badiola, cuando tocaba defenderse de todas las acometidas y ganar para conseguir el reto.

Esa vinculación se convirtió en afecto, hasta tal punto que mantiene una relación idílica. Juegan todos, ganan todos, pierden todos, conviven todos, se defienden todos, se comprenden todos…Ese es un valor incuestionable porque la cohesión se convirtió en fortaleza hace tiempo.

A lo que parece, no ha sido suficiente. Los resultados mandan y el equipo no logró el prioritario objetivo del ascenso. Más cerca el año pasado que el presente, la recuperación de la plaza entre los mejores sigue siendo un asunto pendiente. El Consejo, enfrascado en la resolución de los graves problemas económicos, quiere un cambio y romper con la actual dinámica. Ese es el riesgo que asume. Lillo conoce la casa, la plantilla y dispone de conocimientos suficientes como para afrontar cualquier reto. Incluso, competir con un equipo muy joven y con una plantilla exenta de cracks que decidan.

Dicen que se maneja una terna de la que saldrá el nuevo inquilino del banquillo. Será de perfil bajo y poco conocido. El club está en ley concursal y el presupuesto que baraja para el año que viene no permite dispendios. No hay mucho donde elegir. Me refiero al perfil que considero óptimo para una nueva andadura. Estimo que debe ser un entrenador joven, que conozca la casa, que sepa que la cantera es el modus vivendi y operandi de la entidad y que ofrezca un punto de liderazgo a través de un proyecto que atraiga y motive. No hay muchos y no será fácil encontrarle.

 

Iñaki de Mujika