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Gárate

"Se gana cuando se puede, no cuando se quiere". La frase pertenece a uno de los guiones que los deportistas escriben cada día, sin papel ni lápiz, allí donde conviven los sueños y las realidades, peleando por imponerse. Cuando se trata de un ciclista es preciso añadir otros factores que hablan de heroicidad, gesta, leyenda…


Confieso que cuando el Real Unión ascendió a Segunda División, el artículo sobre Iñaki Berruet iba a ser el último del curso y que hasta que todo volviera a su cauce no quería romper el buen sabor de boca que los unionistas dejaron tras su éxito. Mikel Astarloza derrumbó la idea y no fue difícil cambiar de planes, sobre todo porque la ocasión lo merecía. Su victoria, tantas veces esperada, resultó inesperada.

Desde que el Tour 2009 se presentó en París, la etapa Montelimar-Mont Ventoux dio que hablar y escribir. Se consideraba clave para el devenir de la prueba. Los analistas entendían que a esa jornada se llegaba con las fuerzas justas y que los aspirantes al podium de París se la iban a jugar mano a mano. El desarrollo de las jornadas justificaba el interés y el último momento, el decisivo, llegaba en esa cumbre abrupta y descarnada.

El sofá de casa me soporta con la televisión por testigo. Los ojos con que la miras suelen cambiar de luz. Se abren, se entornan, se cierran…¡No tocaba siesta!. Todo lo contrario, interés por la estrategia, el pedaleo y el paisaje. ¿Qué lleva dentro este deporte que reúne a medio millón de personas en 21 kilómetros?.

Largas horas de espera hasta que aparece la caravana publicitaria que de alguna manera anuncia los momentos estelares. El cielo azul permite divisar a lo lejos, aviones y helicópteros que se aproximan al ritmo de lenta pedalada. Coches, motos, gendarmerie y ciclistas. Dos, sólo llegan dos.  ¡Uno es nuestro!.  El día se inició con una escapada de dieciséis corredores casi en la misma salida. Fueron recorriendo kilómetros y desgastando energías. La realidad es implacable y el "no puedo más", lejos de ser un signo de debilidad se convierte en una feliz convivencia con los límites que permiten saber hasta dónde eres capaz de intentarlo.

Los corredores de la escapada se desgajan paulatinamente. Cada vez quedan menos. El óleo del Mont Ventoux va recibiendo pinceladas. Trazos vigorosos de varias firmas: Schleck, Andy y Frank, Armstrong, Contador, Karpets, Le Mevel, Pellizotti, Wiggins…, los habituales de la exposición. Sin embargo, dos artistas, sin invitación, decidieron colarse y compartir lienzo, pese a la persecución implacable de la que eran objeto en la medida que el cuadro se acababa: Tony Martin y Juanma Gárate.

La historia y la experiencia enseñan que los grandes depredan. La ventaja se consumía sin freno en un terreno nada propicio, en el que además el viento soplaba de cara. La lucha se plantea como una ecuación de segundo grado, con tres términos: kilómetros que faltan, distancia que llevas y fuerzas que te quedan. Tratando de equilibrar todo en su justa medida aparece la cabeza que lo gobierna.

Es el momento en que afloran los sentimientos. Aparecen la ansiedad, la táctica, el miedo, la ilusión, la esperanza, los sueños…Una procesión en la que los pasos corren a gran velocidad. Pero es, igualmente, el momento de las decisiones. ¡Deben ser acertadas!. Queda poco. Parece que llegan. Juanma pega un arreón queriendo escaparse. Responde el oponente. ¡Ay, madre!. Como somos un poco cenizos, inmediatamente piensas desde el desánimo: "Ahora le ataca y se nos queda". Última curva. Por dentro, junto al vallado, el irundarra asesta el golpe definitivo. El compañero de escapada queda atrás. La gloria se ha ido por delante. Brazos al cielo, sonrisas, cara de agotamiento y el recuerdo a su madre, a quien dedica la victoria recién operada de una hernia discal..

Vuelven entonces a pasar deprisa las imágenes de nuestra convivencia, desde aquella victoria en Vinaroz, lloviendo a mares, hasta el Passo San Pellegrino, escenarios en los que consiguió sendas victorias en Vuelta y Giro de Italia, así como el Campeonato de España en Murcia por delante de Mancebo.

Estos son los triunfos por los que pasa a los libros de honor del ciclismo. Comparte éxitos con los corredores que hacen posible este deporte y le reconocen todos los méritos.

Sin embargo, otros libros de honor no se publican. Se relacionan con la humildad, el cariño, el respeto, la lealtad, el compañerismo, la amistad… Hablo de personas y virtudes. Juanma lo es y las posee. Al igual que Astarloza, pertenece a esa grupeta que se junta todos los días a entrenar por nuestras carreteras. Hoy, por aquí. Mañana, por allí. Siempre unidos. Aunque defiendan maillots rivales, anteponen el buen rollo, la relación, los lazos profundos de la empatía.

Gárate es una persona con valores que ha sido capaz de reaccionar y superar muchas adversidades en la vida. Ello refuerza su autoestima, la confianza en sí mismo. Hemos compartido muchas charlas y proyectos. Hemos desgastado la lengua horas y horas, porque siempre tenemos muchas cosas que contarnos. El próximo encuentro, seguro, será emotivo.

Iñaki de Mujika