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¡El día en que salí a pescar truchas!

Una Semana Santa de hace casi cuarenta años me llevaron a pescar truchas al Iregua riojano. Se empeñaron en que participase de una expedición en la que se mezclaban deporte, aventura y gastronomía. La casa en la que se organizaban las operaciones de entrada y salida se ubicaba en Torrecilla en Cameros, más en concreto en una de las calles empinadas del barrio de San Martín. La cuesta se las traía y como la recorrimos varias veces, pude ver que en uno de los viejos edificios figuraba una placa en la que se leía: "Aquí nació Práxedes Mateo Sagasta". Entonces, no cumplía los 16 y el señor no me sonaba de nada. Con el tiempo aprendí que sus ideas liberales y progresistas le llevaron a presidir un gobierno, el primero del reinado de Alfonso XIII.


Volvamos a la pesca que me enrollo. Tocó madrugar el Jueves Santo. No sé de donde salieron, pero calcé unas botas verdes que llegaban hasta la cintura, incómodas pero que impedían que el agua entrara por ninguna parte. La caña de pescar era pequeña y de poco peso. Al final del sedal, un anzuelo "mariposa". Nos repartimos a lo largo del río, en zona acotada, y empezó el soltar y recoger de los carretes. No veía una trucha ni en sueños. No saltaban. Nada. Pasaron las horas plácidamente. Terminada la jornada, nos reencontramos. Unos con más suerte que otros lograron ocho piezas de las denominadas "arco iris". Para que no faltara de nada, al salir del río pisé una piedra con musgo verde y me soplé una galleta de las inolvidables.

Al llegar al rústico caserón, las señoras pusieron las truchas en un plato de loza. Mientras nos cambiábamos se cocinó un chorizo de la tierra y una divinas chuletillas al sarmiento. No creo que entonces bebiera vino. El aperitivo sabía a gloria bendita. Todo normal, hasta que de repente llegaron gritos desde la cocina. Pavorosos gritos. Acudimos raudos y veloces. Un gato se había jamado casi todas las truchas antes de llevarse una somanta de palos. Debió pensar el felino "los duelos con pan son menos".

Martín Lasarte sabe que su equipo está en plena pesca y las truchas caen al cesto en inusitada cantidad. Ayer confirmaron la buena racha de los partidos precedentes, defendiendo, atacando, creando ocasiones, marcando goles y ofreciendo una actuación convincente. "El mejor partido", según sus palabras. Pero en ellas también no hay un solo anzuelo que quiera enganchar euforia. Todo lo contrario. Relativiza la situación hacia el exterior y avisa, sin nombrarles, que los gatos andan al acecho. Como te descuides se cuelan en la cocina y no dejan sino las raspas.

Encumbrados en el liderato los realistas, el panorama diseña un paisaje de esperanza. ¡Qué duda cabe!. En cada partido que pasa se ven cosas mejores. Incluso el entrenador parece haberle cogido mejor el pulso a la competición. Lee los partidos, los pelea, los disfruta y mueve con mejor criterio fichas y peones. Va pergeñando un equipo titular de rendimiento con sus elegidos. Los otros, los que ahora esperan, no deben desesperar. Lo dije anoche Mikel Labaka: "Quedan 105 puntos por jugar".

Iñaki de Mujika