elbeaterio.es

Un violinista a la espera de un buen concierto

Juanma Lillo encuentra acomodo en Almería. No ha debido esperar demasiado tiempo para disponer de una nueva oportunidad con la que tratar de reconducir un proyecto que estaba sentenciado desde hace tiempo. Hugo Sánchez no era un entrenador creíble porque, en cuanto la plantilla de futbolistas que manejaba perdió valor, se notaron sus carencias y con ellas la mala racha de resultados que conllevaban un cese previsible. Los rojiblancos desde la distancia no convencían. En la cercanía, a lo que se ve, tampoco.


El técnico de Tolosa retorna a Primera División diez años después. Desde su corta y nada productiva experiencia en Zaragoza (2000) su trayectoria perdió consistencia, incluso hubo momentos en los que su curriculum no se completó en nuevos banquillos, sino con las sillas de distintos medios de comunicación en los que como comentarista ha prestado sus conocimientos y visión del fútbol.

Las dos últimas temporadas las ha pasado en la Real Sociedad. Llegó de la mano de Iñaki Badiola. El expresidente apostó por él para suceder a Eizmendi. Estuvo en un tris de ascender a Primera División, pero aquellos últimos minutos de Mendizorroza echaron por tierra el trabajo y la esperanza. La última temporada, con un equipo menos consistente, estuvo más lejos de las tres plazas que finalmente conducían al premio.

La directiva realista decidió no renovarle. Con él se fueron sus dos ayudantes, Raúl Caneda e Iñigo Domínguez, los mismos que ahora le acompañaran en su andadura. Pero la experiencia de esas dos temporadas, el sentirse otra vez "útil para la causa" y demostrar que es un preparador activo y dispuesto, le otorga esta nueva oportunidad de demostrarse a sí mismo y a los demás que es un valor seguro. Nunca entrenó en Andalucía y eso le obligará a una nueva adaptación social. Una más en su carrera. No le extrañará a un hombre que ha pasado por Asturias, Castilla, Aragón, Canarias o México. Conocerá nuevas costumbres, nuevas formas de hacer y decir y una prensa diferente con la que mantendrá pulsos y a la que ofrecerá perlas de su culta cosecha de frases célebres.

Lillo es diferente a la mayoría y en cualquier momento te dice cosas que obligan a pensar. Acuña pensamientos que, a veces, comparte con los demás. Por poner un ejemplo, en una de sus habituales ruedas de prensa, puede contarte una cosa como ésta: "Estamos en un país en el que como toques bien el violín ya no puedes tocar la guitarra aunque la toques bien. Ya eres violinista." Entonces le das vueltas a la cabeza y tratas de encontrar espacios en los que ubicarte, bien como guitarrista, o bien como violinista, pero nunca las dos cosas a la vez.

Los primeros entrenamientos con una plantilla que no conoce serán revolucionarios. La metodología es la de siempre: llegar al corazón de sus futbolistas y obtener de ellos las mejores respuestas. Se trata de descubrir valores y ponerlos al servicio del colectivo. Hay un fin común que les obliga. Ganar para salvarse. Si eso sucede, tocará con el violín un buen concierto y prolongará su estancia en la ciudad que le ha elegido.

 

Iñaki de Mujika