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Tiempo de txapela

La Real Sociedad recuperó la txapela y la gabardina en su Junta General de Accionistas. Quiero decir que se alió con la vieja tradición de las cosas sencillas y normales. No podía, ni debía ser de otra manera. Los últimos años han sido un terror. Cada reunión de propietarios se convertía en un amargo patio de vecindad en el que se respetaban poco, por no decir nada, las tradicionales señas de identidad. Quizás la alargada sombra del fallecido expresidente Orbegozo, a quien se recordó con una cerrada ovación al inicio, puso en el ambiente los modos y los respetos.


Oscuros intereses, maniobras intestinas, errores en la gestión y guerras mediáticas convirtieron el día a día de la sociedad en un mundo irrespirable que mantiene a la sociedad tres años en Segunda División, con una economía lamentable. El juicio, el sentido común han vuelto.

La Junta de ayer fue la segunda asamblea con menos acciones presentes desde la ampliación de capital de 2006. En el Velódromo de Anoeta se dieron cita 400 accionistas y se vieron representados un total de 47.854 títulos, el 36,38% de las 131.551 acciones en las que se divide el capital social de la entidad. Las propuestas del Consejo recibieron un voto favorable entre el 94,67% y el 95,66%.

Las cuentas de la 2007-08, todavía pendientes de aprobación, recibieron un respaldo de 45.305 acciones -un 94,67% de los títulos presentes-. El balance de la siguiente campaña contó con un apoyo prácticamente idéntico, y el presupuesto de la campaña actual tuvo los votos favorables del 94,57% de los títulos asistentes, un total de 45.257 acciones.

El ejercicio 2009-2010 vivirá con un presupuesto de 17.162.899 de euros, cuando hace un par de años el club gastó casi 47 millones de euros. La evidencia es tal que en un par de horas se resolvió todo, sin una mala palabra, ni un mal gesto. Culpa de este cambio es atribuible, sin duda, a la gestión del consejo que preside Jokin Aperribay. Al margen de situaciones más o menos puntuales, el camino trazado y seguido ha sido recto y difícil. En una situación de crisis han conseguido la renovación de 17 jugadores, a los que también se debería agradecer tanto esfuerzo por hacer viable un plan. Los acreedores se han sumado igualmente al proyecto de futuro. Unos y otros, desde el consenso, enseñan el camino que deberá seguirse sin tentaciones.

 

Iñaki de Mujika