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En torno a la disciplina táctica

El encuentro del año se resolvió como intuían la mayor parte de los pronosticadores. Ganó el Barça en el Bernabeu con autoridad y con dos goles de Messi y Pedrito, uno en cada tiempo, que determinaron la inclinación de la balanza. El partido, lo escribo pronto, no me gustó o no resultó como esperaba. Los dos entrenadores tuvieron miedo a perder. Ni el Madrid atacó como acostumbra en su feudo, ni los catalanes crearon las ocasiones que habitualmente determinan la voluntad de su juego.

Pep Guardiola es mejor estratega que Pellegrini. Modificó la idea inicial y recondujo sobre la marcha. Dispone de mimbres selectos y elegidos especialmente para construir el cesto que quiere. Sus futbolistas creen en él hasta lo imposible. Correr y someter al rival. Prácticamente le regaló el primer tiempo a su oponente, además de los espacios interiores. Nada por fuera. Se defendió mucho y bien con el control del balón y dispuso duelos directos. Piqué aburrió a Cristiano Ronaldo con una actuación intachable. Xavi se puso el traje de general con todos los galones y mandó en la zona ancha hasta hartarse, haciendo correr a sus rivales detrás de un balón que casi nunca fue suyo.

Xabi Alonso se multiplicó en los esfuerzos para llegar a todas las zonas, tratando de impedir la construcción del contrario, pero no hubo un solo futbolista que en su equipo quisiera la pelota para mimarla, jugarla y pasarla. Hace años, un técnico "de los antiguos" me enseñó que no se juega al ataque por muchos delanteros que pongas. Lo que sirve es que el balón llegue al área contraria. Esperaban y desesperaban los artilleros habituales. Ni Higuain, ni el portugués, recibían pases que les habilitasen. Van der Vaart llegaba de lejos y chutaba en la distancia.

Los minutos se sucedían hasta el gol de Messi. Espacio libre, pase, llegada, control orientado y remate. Ley del fútbol. Los malos presagios revoloteaban sobre el cielo de la calle Concha Espina hasta que decidieron anidar con el tanto de Pedrito. La suerte estaba echada, porque a la entrada de Guti en los locales, se añadió Iniesta en los visitantes. Gana el equipo que quiere serlo por encima de las individualidades. Pierde el equipo que dista mucho de serlo. La liga parece claramente orientada hacia quien la merece.

Iñaki de Mujika