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Nadal se pone el mundo por montera

El mundo se rinde a sus pies, o más bien a su raqueta. Rafa Nadal ha conseguido subir un escalón más en la inacabable escalera de sus éxitos, allí en donde no disponía de un terreno favorable. La superficie del Open USA no era la mejor para sus intereses. Federer o Djokovic se desenvuelven mejor ahí que en la tierra batida.

Nadal es un portento físico y químico. Explota sus condiciones de resistencia, porque juega a tope. Cuando su rodilla recientemente le pasó factura, debió para y reflexionar. Acudió este verano  a un médico en Vitoria para que le inyectara factores de crecimiento. La respuesta está aquí con un nuevo trofeo en sus manos, uno nuevo que no figuraba en sus vitrinas. Ya puede enseñar los cuatro que corresponden al Grand Slam: Australia, Roland Garros, Wimbledon y ahora Estados Unidos.

A ello ayuda indiscutiblemente su fortaleza mental. Es un ejemplo de autoestima pese a sus jóvenes veinticuatro años. No se viene abajo ante nadie. Si le va bien, machaca. Si el partido es crudo, se faja hasta dominarlo. Es su estrategia. Da igual quien esté delante. Sus rivales le conocen porque todos han probado la medicina. En esta ocasión, Feliciano López y Verdasco le pusieron trabas, no muchas, pero sucumbieron. El cuadro de semifinales ofreció un Federer-Djokovic apasionante. Se zurraron los dos porque la final se cotiza y está al alcance de los elegidos. El suizo lo intentó sin éxito y se apartó del camino. El triunfo del serbio le encarama al segundo puesto del ranking.

Nadal superó sin sobresaltos al ruso que le tocó en suerte y esperó a que pasara la lluvia para jugar por fin la final. Ganó el primer set, perdió el segundo, aunque los chaparrones (4-4) obligaron a parar. Se le fue la manga en la reanudación. Volver a empezar para matar, porque los dos últimos cayeron de su lado. Es el número uno indiscutible, pese a su juventud. Djokovic lo intentó todo, pero ninguna de sus artimañas le llevó al éxito.

Lejos de la euforia, el manacorí compareció en rueda de prensa, feliz, sonriente y pleno. No quiso compararse con nadie, Como si nada hubiera sucedido dio"gracias a la vida" por concederle tantas cosas. La humildad y la disciplina siguen siendo un referente en su trayectoria imparable.

  

Iñaki de Mujika