elbeaterio.es

“La Marcelina”

El paseo por la playa de Las Arenas junto a La Malvarrosa en Valencia fue agradable como siempre. Lucía el sol, la temperatura marcaba grados razonables y no había prisa. Esas premisas permiten disfrutar del ambiente, del largo horizonte en el que se distingue al fondo una carrera de coloristas veleros, y de la gente que sabe aprovechar lo que la naturaleza y el hombre ponen a su lado.


Recordé en ese lugar la historia contada por Manuel Vicent, aquella que recoge en "Tranvía a La Malvarrosa". Había adolescentes a nuestro paso, pero no daba la impresión de que ninguno quisiera descubrir cosas desconocidas. Posiblemente, el protagonista de ayer sea imposible hoy, porque el despertar sexual y mental es mucho más fácil y menos perseguido.

El paseo que llaman de Neptuno está lleno de arrocerías (la milla del arroz). Siempre parábamos en el mismo lugar, pero esta vez decidimos cambiar. Pared con pared con el sitio habitual radica "La Marcelina". Se fundó en 1888 y hasta 1972 pasó en la familia de generación en generación. Desde la última fecha, un nuevo propietario y una tradición que no se pierde. El nombre del restaurante derivó en un verbo conocido "marcelinear" que en Valencia era sinónimo de "darse la gran vida".

Entramos pronto, un poco perdidos. No habíamos reservado mesa, pero tuvieron el detalle de ofrecernos plazas en la terraza. Fantástico, porque comer a la sombra, viendo el mar de frente, respirando salitre y escuchando una suave música de fondo convierte todo en mucho más agradable.

Picamos calamares y puntillitas como entrante. Riquísimos. Esperamos a que llegara el arroz. Nos dejamos aconsejar. "Paella Marcelina", como no podía ser de otro modo. Luego, postres y café. ¿Para qué más?. Al salir, nos quedamos viendo trabajar a los cocineros, diestros en el manejo de todos los procesos. Hacen arroces como churros. Los comedores acogen a muchos clientes, más de trescientos cincuenta, pero todo llega a las mesas en perfectas condiciones. Ese es uno de los grandes secretos.

Mientras abandonábamos estuve a punto de ponerme a bailar el pasodoble que Bernardo Adam compuso en honor de "La Marcelina" que así se llama. Un paseíto para "bajar" y al fútbol que ya se encargará como tantas veces de estropearnos el día.

Datos de la ubicación:

La Marcelina. Avenida Neptuno 8. Playa Las Arenas. Valencia.

Tel. 963 712 025 / 963 723 316

Iñaki de Mujika