elbeaterio.es

¡Con el cazo buscando hasta el final del puchero!

EL sábado pasé la mañana ordenando armarios. Decidí definitivamente guardar la ropa de verano y entretiempo para darle prioridad a la de invierno. Eso obliga a cambiar cosas en baldas, perchas y cajones. Exige hacer sitio, vaciar cajas, sacar unas cosas, meter otras. Aparecen ternos que ni te acordabas que existían. Se amontonan camisas, pantalones, chaquetas, zapatos, gorras, bufandas, ropa interior, calcetines y corbatas, que ahora me ha dado por salir con ellas en el programa de la tele.

Cuando el zafarrancho es monumental, te preguntas por qué narices has organizado tal fregado. Finalmente, tiras por la calle del medio y lo que iba para gran revolución se queda en pequeña algarada.

Después de haberme zampado un doble Almería-Alicante hace un par de semanas, este viaje a Gijón pudiera calificarse como cuento de niños, pero entre la lluvia, el frío, las carreteras sin terminar de ser autovías y la propia tensión de cada jornada, no fue fácil la llegada a El Molinón. No es un campo que me apasione, porque al margen de aquel día en que chutó Jesús Mari Zamora, los recuerdos recientes no son tan agradables.

De hecho, la última vez perdimos (1-0) con arbitraje poco generoso con nosotros del madrileño Del Cerro Grande. El cuadro gijonés subió aquella temporada, justo cuando nos descoyuntamos en la aciaga tarde de Mendizorroza. Han pasado dos años y unos meses. Entonces presidía Badiola, entrenaba Eizmendi y solo repitieron ayer como titulares: Carlos Martínez, Ansotegi y Mikel González. ¡El fútbol devora!

La mareona realista no fue como la de otras ocasiones. ¿La crisis?, ¿el derbi que viene?, ¿el puente con viaje al Nou Camp?, ¿Navidades?… ¡Vaya usted a saber! Pese a todo, llegaron valientes que no quisieron que su equipo quedara desasistido de apoyo. Hubo sitios libres en los restaurantes, sobre todo en ese que tanto me gusta. Estaba el día para fabes con almejas. No es lo recomendable cuando vas a trabajar encerrado en una cabina, pero sarna con gusto no pica. Así que para empezar, chorizos a la sidra y luego el puchero, a discreción, con el cazo buscando y buscando hasta no dejar ni el olor. ¡Qué rico, Iñaki!

Cuando en Asturias cae sirimiri dicen que está "orbayando". Pero ayer a la hora del partido, como si fuera una premonición, salió el sol. Lasarte había previsto una alineación para la previsible guerra, sobre todo si el campo se ponía imposible, pero al final salieron los esperados porque al uruguayo los únicos cambios que le gustan son los de las cajeras cuando va al súper. No sé lo que pensó cuando a los dos minutos Gregory nos enchufaba un caracol.

Sin embargo, por primera vez en lo que va de campeonato, los realistas reaccionaron y remontaron con sendos goles de bella factura. Xabi Prieto, Zurutuza y Aranburu diseñaron tres remates de fotografía para garantizar tres valiosos puntos en la víspera de ese derbi que tanto añora la feligresía de este beaterio.  Los realistas cogieron esta vez el cazo y buscaron y buscaron en fondo del puchero hasta llevarse la mejor tajada.

Apunte final: Celebro que a Xabi Alonso le hayan concedido el Tambor de Oro. Creo honestamente que se lo merece, sin que ello vaya en detrimento de los méritos del resto de aspirantes.

Iñaki de Mujika