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¡Cuestión de decisión, o como se diga!

Tomaba el viernes un café tan tranquilamente como todos los días cuando el director de una entidad bancaria comentaba la movida que se estaba preparando en la calle Loiola con motivo de la apertura de una tienda en la que si entrabas en paños menores salías como la dama de las camelias. Por curiosidad y por comprobar el "jetamen" del personal, dirigí los pasos hacia la peatonal muy concurrida y jaleada por ser primer día de rebajas. Predominaban chicas sobre chicos y jóvenes sobre maduritos. Sujetadores, bragas, tangas, tatuajes y calzoncillos-gallumbos, además de calcetines, medias y zapatos, gorros y algunas gafas de sol para pasar desapercibidos. Gente decidida. Todo, a cien metros del obispado y la catedral.¡Cómo han cambiado los tiempos!.

 


Una señora, cumplidos los sesenta, pasó con su carro camino de la compra. Se quedó estupefacta, mirando atónita el espectáculo de quienes esperaban que la persiana se levantara. Incrédula y, probablemente, desconociendo de qué se trataba, se santiguó dos veces, pasó al lado y acerté a escucharle: "Qué barbaridad, sinvergüenzas". Siguió adelante y sonreí. Quedaba poco para que se diera la eclosión previa al anunciado desmadre. Pensaba en el valor de esa gente, en los desafíos (menos mal que hacía viento sur) y en el nivel de atrevimiento. Sinceramente, yo no hubiera dado ese paso ni por el forro. ¡Además en esa tienda no hay ropa de mi talla!.

Como digo, valoro las trampas que hacemos de vez en cuando a nuestra conciencia, la asunción de ciertos riesgos, aunque no sean el denominador común de nuestro día a día. En el programa radiofónico del viernes comenté, como sugerencia a Martín Lasarte, que se montara atrás con cinco jugadores tanto para el partido de anoche, como para las dos salidas consecutivas (Getafe y Villarreal), que dispusiera un artilugio, una línea Maginot de tres centrales, dos laterales y un pivote-lugarteniente a lo guardia de corps y que de ahí hacia adelante hiciese lo que le viniera en gana. Eso no significa renunciar a las ideas propias, sino adaptarlas a las realidades que marca el guión de equipos mejores que el tuyo, con más tablas y mayor capacidad. Temía su banda derecha y nuestra izquierda, muy atacante la primera y poco defensiva la nuestra, sin que ello signifique hablar mal de nadie.

Decidió otra cosa. Prescindió del lateral habitual De la Bella para ubicar allí a Mikel González. El de Arrasate cumplió con creces en su labor de contención, pero no se le pueden pedir peras al olmo en versión ofensiva. Los sevillanos remontaron por dos veces la desventaja. Y una más para ganar el partido, tal vez de forma injusta, pero poniendo de manifiesto los problemas del equipo realista que encaja goles con facilidad. Los últimos partidos abren demasiadas puertas a los contrarios. No sé si por falta de convicción, por miedo a sucumbir, por lagunas en la concentración, por bajadas de tensión o por errores, pero la racha de cuatro partidos perdidos consecutivos nos enseña otro camino distinto al que circulábamos.

Receta de sopa quemagrasas: Pasado el trajín navideño, nos vendrá muy bien a todos, a partir de mañana lunes, comer sólo sopa cada vez que tengamos hambre. Nada más. Los condimentos son: media docena de cebollas, dos pimientos verdes, un atado de apio, cinco tomates pelados, una col, un cubito de caldo de pollo, tres litros de agua. Después de lavado, troceado y preparado, si quieres, haces un puré. Así, unos cinco días. Ni café, ni té, ni nada. Sólo sopa las veces que te dé la gana. ¡Ya verás qué pincelito te quedas!

 

Iñaki de Mujika