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La juventud de Rafa Nadal

Rafa Nadal se ha parado a reflexionar en el comienzo del Open de Australia. Le han preguntado si se siente mayor, incluso si ve cerca la retirada. Sorprendido, da una respuesta contundente. "Con 24 años soy muy joven para la vida y bastante joven para el deporte".


El tenista de Manacor debutó como profesional en 2003. Lleva ocho años dando raquetazos por esas canchas del mundo en las que logra notables éxitos, victorias espléndidas que le acreditan como el número 1 del mundo. Está en lo más alto. Ya no puede mejorar porque no le falta nada por conseguir pese a su juventud. Oro olímpico, ganador de los Grand Slam y decenas de victorias en los torneos en los que compite constituyen un bagaje irrepetible.

Mantiene un cuerpo a cuerpo con Federer, competencia bien entendida dada la buena relación entre ambos. Luego, aparecen jóvenes valores, raquetas dispuestas a ganarlo todo. Vienen por detrás pegando fuerte y tratando de asaltar el poder en cuanto se descuiden quienes lo ostentan. Es la ley de este deporte que engulle pronto a las figuras emergentes.

Nadal no piensa en retirarse, aunque sabe cuál será el momento para ello. "Dejaré la alta competición en cuanto no disfrute jugando". Por ahora, se divierte, aunque los esfuerzos le propicien lesiones que le han costado dolor, sufrimiento y tiempo de recuperación. Los ojos del mundo le miran y sólo le reconocen cuando gana. Las derrotas le sientan mal porque él mismo ha puesto su listón lo más arriba posible. El riesgo de no alcanzarlo existe, porque esa lucha personal y diaria por mejorar le obligan a esfuerzos que están al alcance de muy pocos.

 

 

Iñaki de Mujika