¡A pasear por el Algarve!

Contador ya puede dar pedales al menos por unos meses. Después de tanto trajín un comité le declara inocente y el corredor de Pinto se marcha hacia el Algarve para sentirse ciclista y competir con los demás. La resolución que permite esta circunstancia se ha tomado después de muchos meses de dimes y diretes, de comparecencias públicas, de opiniones sesgadas o interesadas, de credibilidades o incredulidades…Al final, controversia.

Haciendo honor a su apellido el corredor contó una historia esgrimiendo los argumentos que al final han decidido su exculpación. Puso en la mesa de los argumentos un mantel, unas chuletas, la factura de una prestigiosa carnicería irunesa, una justificación para los picogramos de clenbuterol que aparecieron en su cuerpo tras los análisis a los que fue sometido. Las ruedas de prensa añadieron ese punto de desasosiego que hace dudar. Al final, nos debatimos todos entre el ser o el no ser, creer o no creer. ¡Esa es la cuestión!.

Luego se mezclan todos. La UCI, la AMA, la Federación, los ciclistas, los exciclistas, el Presidente del Gobierno, el líder de la oposición, los medios. Sólo ha faltado el Vaticano, aunque entra dentro de lo probable que el corredor haya rezado mucho y metido unas cuantas horas en la iglesia pidiendo ayuda a la Divina Providencia, a la que se suele recurrir en casos de desesperación.

Desde el principio he creído que no es posible simular tanto. Las comparecencias públicas de Contador ante los periodistas han ofrecido la imagen de una persona dolida, sentida e indefensa. No una vez, sino varias. No parece que sea tan buen actor como para desempeñar un papel que oculte la realidad. Pero es difícil también que quienes siguen los casos de dopaje en el deporte español se lo traguen todo así, como si nada. Llueve sobre mojado, y pese a los anuncios televisivos de "tolerancia cero con el dopaje" y a ciertas actuaciones, la gente esta mosca y no se lo cree. Visto así, no hay duda que de este asunto volveremos a hablar. ¡Seguro!.