El fútbol de los lunes es para lunáticos. Perdemos las referencias del último encuentro e incluso el ritmo de la competición. Desde que jugó Osasuna en Anoeta hasta el partido de anoche frente al Mallorca dio la sensación de haber transcurrido un mes. Cambias la estructura de los entrenamientos y los planes de trabajo. Incluso, se crea una especie de zozobra interna que viene a ser una mezcla de ansiedad y desasosiego. Menos mal que teníamos los puntos en el talego y que el tiempo de espera así se hace más llevadero.
Hasta dónde llegará el desatino que el propio Martín Lasarte se vio imbuido por las dudas y urdió un plan. Determinó después de ganar a Osasuna que su equipo necesitaba soltar lastre y adrenalina. Juntó a su feliz feligresía y se los llevó a una sesión de paintball. Allí se fueron todos. Vestidos con buzo y una escafandra protectora de la cara. Cada uno de ellos portando una especie de rifle cargado con doscientas bolas de pintura y la correspondiente batería de aire comprimido. Una vez que se da la orden, empieza el bombardeo de todos contra todos. El entrenador y sus ayudantes, también. Se pegan disparos a mansalva, se van poniendo de colores hasta las cejas. Lo pasan teta, se restauran y se van después a comer todos juntos y en unión.
No tengan la menor duda. Si existiese un vídeo de semejante liberación, sería lo más cotizado de las redes sociales, porque no es imaginable ver, por ejemplo, a Sarpong pegando pinturazos a Mikel González, o al recién llegado Demidov poniendo perdidito a Tamudo. ¿Quién se atrevió con el míster? ¿Es verdad que todos fueron a por Zurutuza?
Sea como fuere, me parece fantástico que el equipo trate de romper monotonías, sin perder ni el norte ni el rumbo de travesía. Desde el día de la francachela ha dado tiempo suficiente para recuperarse y pensar en el partido de anoche ante el Mallorca.
Llegaba ese equipo raro que mezcla actuaciones estupendas con partidos revirados. El Mallorca es un club que sobrevive a todos los vaivenes internos que afectan a su propiedad, a la tesorería, al poder accionarial. Es una entidad que cada año cambia de cara con numerosos trajines en su plantilla. Manzano en su periplo sacó estupendos rendimientos. Laudrup no quiere ir a la zaga. Recupera cedidos que ofrecen buen rendimiento, mantiene futbolistas con criterio y contratan jugadores no mediáticos pero que terminan cuajando. Así, los baleares se presentaron anoche en Anoeta, igualados a puntos y pensando lo mismo que la Real. Eso sí, con lluvia, viento y Xabi Prieto en la alineación inicial.
Pero también Dani Estrada y Tamudo que volvieron a conectar en la segunda parte. Centro del primero y soberbio testarazo del delantero catalán. Gol, tres puntos y a tres victorias de la salvación matemática.
El triunfo no puede considerarse injusto. Después de un primer tiempo imposible, que el Mallorca no aprovechó con los elementos a su favor, la Real Sociedad sacó tajada del céfiro que soplaba en la dirección de su ataque. Forzó hasta once saques de esquina, estrelló balones en los postes y debió sentenciar con más holgura el partido que le afianza. Si hace unas semanas las pinturas eran de guerra, ahora son de divertimento y frenesí.