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Más allá del pundonor

El embalse de Trasona en Asturias acoge estos días una concentración de selectos piragüitas. No llegan a una docena. Entre ellos hay dos representantes vascos, Iñigo Peña y Ekaitz Saiés. Cada uno pelea en su distancia y con el mismo objetivo: formar parte de los botes que acudirán al campeonato del mundo a jugarse plaza para los JJ.OO. Londres 2012.


 

Ekaitz Saiés ha escrito en su blog la realidad con la que ha convivido en los últimos meses. Una grave lesión le mantuvo apartado de la preparación y de su piragua. Basta leer lo que escribe para conocer el alcance de su situación:

"El motivo por el que me presenté al campeonato de invierno y a los controles de este pasado fin de semana no venían motivados por lograr una plaza para el k4 sino para competir lo máximo posible ya que debido a mi lesión había perdido varios meses de la preparación invernal y veía la necesidad de acumular mas ritmo de competición.
Por otra parte y aunque suene a tópico, el accidente me hizo plantearme muchas cosas y el hecho de haber estado postrado en una silla de ruedas con el pie en alto durante varias semanas me ha hecho que vuelva con mas ganas de ganar que nunca. Le repetía a Mikel, mi entrenador: "cuando esté un poco mejor, quiero entrenar, quiero entrenar mucho. ¡Y quiero ganar en todo!".

A las pocas semanas, ya con muletas pero aun con escayola y sin poder apoyar el pie en el suelo, empezamos a trabajar en el gimnasio. Incluso ideamos una manera de poder hacer ergómetro manteniendo el pie estirado y en alto.
El día 1 de enero, para comenzar bien el año le pedí a mi padre que me llevase al club para montar en piragua ya que quería comenzar el año haciendo lo que mas me gusta.

Enfundé la escayola en una bolsa impermeable, me vestí de "corto" y me dirigí hasta el embarcadero con las muletas mientras mi padre me llevaba una anchísima piragua de plástico de iniciación. La sensación fue increíble.
Mi padre me acompaño a mi lado en todo momento.

Continué trabajando en el gimnasio con Mikel y los chavales del club se encargaban de acercarme al agua una piragua de iniciación. Esta vez más ligera y con timón (el cual manejaba con el pie izquierdo).
Tuve la suerte de que me pusieran una escayola de fibra de vidrio, que aunque la intención del doctor no era para que pudiera mojarla, a mi me vino como anillo al dedo ya que con solo enfundarla con una bolsa impermeable evitaba que se estropeara.

El día 17 de Enero me quitaron la escayola. Pensé inocentemente que a partir de ese momento ya podría hacer vida normal, pero cuando el doctor me la quitó y vi que el pie no se movía, aunque el cerebro le enviase el mensaje, me asuste un poco y me di cuenta de que aún quedaba un largo camino por recorrer.
Estimaron que dejaría las muletas del todo para primavera. Para mi eso era demasiado tiempo y empecé a trabajar duramente en la rehabilitación. Todas las horas del día las pasaba dedicadas al tobillo. El día 17 de Febrero dejé de andar con las muletas.

Todavía pedía a los chicos del club que me acercasen la piragua al agua, pero una vez dentro, podía entrenar con normalidad y toda esa frustración acumulada durante meses se convirtió en motivación y comencé a entrenar muchísimo. Llegué a sufrir un par de "pájaras" e incluso Mikel me dio cuatro días libres porque estaba entrenando tanto que llegué a un leve sobre-entrenamiento.

A dos semanas de despedirme de las muletas me fui a competir a Portugal a la NELO Winter Challenge donde pude constatar que en la distancia de 2000m aun me quedaba mucho por mejorar. Pero, en 200 metros la cosa cambió y sorprendentemente conseguí ganar mi eliminatoria, mi semifinal y la final.
Esta victoria fue un buen indicador de que estaba trabajando en la dirección correcta.
Tras darme cuenta de que todo era posible, decidí concentrarme en Sevilla durante dos semanas para entrenar todo lo posible y sin tener que preocuparme de desplazarme al club, a la universidad, etc…
Entrené tanto que incluso volví a llegar a rozar el sobre-entrenamiento, pero tras un par de días de descanso volví a adaptarme.

Por fin y volviendo al comienzo de este relato, en el pasado control selectivo de k4 conseguí una quinta posición en 1000m y dos primeros puestos en 200 y en 500 metros, los cuales, al igual que en Portugal tampoco esperaba. Pero como ya he comentado antes cuando todavía me encontraba lesionado y le decía a Mikel una y otra vez: ¡quiero ganar en todo! y esto solo se consigue con trabajo, disciplina y dedicación.

Después de clasificarme en quinta posición en el ranking total de todas las pruebas me encontraba (con una maleta llena de ropa sucia de la concentración en Sevilla) y con una gran oportunidad de formar parte de un proyecto muy ilusionante como es el del K4. Y decidí quedarme.
He aprendido que en esta vida muchas veces hay que abrazarse a las oportunidades y hacer caso a la intuición. Tal y como dice Eduard Punset en su último libro "Excusas para no pensar", que me regaló mi madre cuando vino a Sevilla, el análisis científico ha demostrado que gran parte de la historia de la evolución transcurrió a golpe de intuición. Cuando no había tiempo para ponderar distintos factores, se tomaban decisiones intuitivamente.

Ese mismo capítulo termina con una frase con la que no puedo estar mas de acuerdo: "sin dedicación y esfuerzo no hay talento que valga".

 

Iñaki de Mujika