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El placer de sentirse útil

Volví ayer a Artaleku tres años después del descenso. Aguanté hasta el final porque esta vez hubo partido y actitud hasta el último pitido de dos muy flojos colegiados. Hace un año decidí marcharme al descanso cuanto el Puerto Sagunto estaba pasando por encima de un grupo de jugadores de manera inmisericorde. No me gusta ver sufrir a la gente, pero sí hacerme solidario.

Iker Antonio es el capitán del Bidasoa. A media tarde, me envió un mensaje: "¿Hoy, te animarás a venir?. Si es así, espero que no te vayas desanimado como la última vez. A ver si tenemos un pelín de suerte". Decidí acudir y sentarme muy cerca del lugar de toda la vida. Solo, frente a la pista, sin querer saber nada de lo que sucede a la espalda. Tiré de la hoja de alineaciones para situarme. En la lista de los gallegos de Cangas sigue habiendo como antaño unos cuantos "Soliño".

En una entrevista previa al partido le prometí al pivote Víctor Aldunate que si marcaba cuatro goles le invitaba a cenar. Cuando llevaba uno, se dislocó el pulgar de la mano izquierda. Después de unos minutos en el vestuario, volvió con hielo y vendado. Pundonor en mano, dejó los miedos en el banquillo y jugó lo que pudo y como pudo. Se quedó en tres, pero cenaremos.

El Bidasoa de hoy sólo cuenta con un valor. Son sus jugadores y por prolongación su técnico. Hasta ahí. El resto no existe. No hay directiva, no hay recursos, no hay vida más allá del parqué. Tampoco candidatos a la presidencia después de un proceso electoral sin aspirantes. Con una deuda de cincuenta millones de pesetas, quién se atreve. Pero quedan rescoldos en la afición. Cuando el equipo perdía ante los gallegos (23-25) a falta de poco más de diez minutos para el final, apareció la gente, aquella que sabe valorar los esfuerzos de un colectivo al que le deben un dineral y que sigue peleando sin saber quizás muy bien para qué. Les han faltado al respeto desde la propia institución insinuándoles que si el equipo desciende y desaparece serían responsables.

Por eso, acudí a Artaleku. Por solidaridad. Luego, me quedé por gusto, por su pelea inequívoca y por ver su merecida alegría. A los jugadores con los que mantengo relación les remití después de ganar al Cangas este mensaje: "Verte feliz, me hace feliz. Te lo mereces".

Si hay un punto de fortaleza en algún lugar de su entorno, este club seguirá vivo, porque con la actitud demostrada no va a perder la categoría. Cuando al final del partido, el grupo se abrazó como los gajos de una naranja, contagió el placer de sentirse útil.

FICHA TECNICA

(30) Bidasoa-Irun: Txabarri (15 paradas), Risto (3 goles), Bernatonis (6), Gimeno (4), Aldunate (3), Aranburu (4) e Iker (5)-siete inicial- Barthe, Gordo, Cambronero, Lepp (3), Samuel (2).

(28) Cangas del Morrazo: Santana (10 paradas), Karleusa,Pousada (2), Suso Soliño (2),Eijo (3), Doder (2),Pablo Sánchez (4)-siete inicial- Kevin, Marko (3), Nelson (6), Rosales (1), García (4), Ugalde (1).

Cada cinco minutos:

2-3, 5-5, 7-7, 11-9, 14-14, 16-16 (descanso)

19-19, 23-22, 23-24, 25-26, 28-28 y 30-28.

Árbitros: Bustamante y Miret (colegio navarro). Excluyeron a los locales Barthe, Cambronero (2), Bernatonis y Aranburu. A los visitantes Karleusa, Soliño, Marko y Doder (2).

 

Iñaki de Mujika