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El último de los cuatro

Las noticias políticas del día han sido de nivel champions y por ello hacen opaco el horizonte deportivo. El partido de Cornellá con la victoria del Espanyol quedó un poco como entre sombras, ante la influencia mediática y social de otras realidades. El fútbol se toma un respiro aunque sólo sea por veinticuatro horas.


Porque hoy en el Nou Camp se cierra el ciclo de partidos que han enfrentado a los dos equipos de la galaxia futbolera. Llegan ambos con la soga en el cuello, muy justitos de fuerzas y poco dispuestos a demasiados esfuerzos añadidos. Los encuentros precedentes han ofrecido de casi todo. Lo menos bueno ha dominado a lo mejor y estamos todos viviendo una decepción por el poco fútbol que Barça y Madrid han puesto sobre el tapete.

 

En algún momento más pareció un tatami. Lo digo por las patadas y pisotones que se han salpicado unos y otros a medida que crecía la tensión por lo que se jugaban. El partido del Nou Camp es definitivo. Los catalanes llevan ventaja de la ida, pero los madrileños saben que es la última oportunidad para no sucumbir. Se intuye más de lo mismo.

 

El presidente Rosell, por lo que pudiera ocurrir, ha pedido calma a todos los suyos y que no respondan a las provocaciones. Florentino acudirá al recinto blaugrana para en principio aguantar el chaparrón. Si su equipo y su entrenador (sentado e incomunicado vaya usted a saber donde) son capaces de hacer la gran machada, saldrá victorioso y su proyecto consolidado. En caso contrario, previsible por cierto, volverán las dudas, si es que alguna vez se marcharon.

 

Entonces se hará balance. Casi todos pensamos que la liga es del Barcelona y que además jugará la final de Champions. Los madridistas se quedan con la Copa, después de una final con prórroga y con demasiada tolerancia por parte del árbitro para una actuación llena de violencias. Hoy la UEFA mirará con lupa todos los comportamientos. Al final de la semana se reunirá y decidirá. Se intuyen sanciones ejemplares.

Iñaki de Mujika