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Una más de la UCI

No pierdo la esperanza de irme de este mundo sin comprobar, aunque sólo sea por una vez en su vida, que los ciclistas profesionales pegan un golpe en la mesa y gritan. ¡ Hasta aquí hemos llegado, Basta ya!.


Lo último de lo último tiene que ver con una lista en la que la UCI (Unión Ciclista Internacional) califica de 0 a 10 el nivel de sospecha de los corredores en relación a posibles o supuestas prácticas de dopaje. Esa lista ha sido publicada por un periódico deportivo francés. L’ Equipe, medio especializado en levantar y emitir noticias impactantes sobre este deporte. Obviamente, no considero culpable al medio, sino a quien lo filtra.

Del pasaporte biológico, de los datos derivados de los múltiples controles que se practican a los ciclistas, pasamos a sospechar y a distribuirlos por niveles. No existe ni el beneficio de la duda. Los que están en el nivel 0 son los buenos, aquellos que se la cogen con papel de fumar. Los del 1, parecido, los del 2, los del 3. ¿Y el 4 y el 5?. En esos niveles figuran Armstrong y Contador. ¿Qué puede pensar ahora la gente de Menchov, cuando se le sitúa en el nivel 9?. Hay dos ciclistas en lo alto del impresentable escalafón. Popovych y Barredo. Los aficionados ahora disponen de un documento de buenos y malos con el que jugar al gato y al ratón. O a la margarita. Este sí, éste no.

Cabe preguntarse si ésta no es una más de esa guerra de guerrillas que se traen entre sí quienes desean imponer sus criterios y hacerse con el poder, o quitárselo a quienes lo ostentan. Pero convendría no perder nunca de vista que cualquier modalidad deportiva tiene su razón de ser por los deportistas, y aquí, los ciclistas parece que tragan de nuevo, cuando el asunto parece tan grave que debieran denunciar no sé si la existencia de la lista, pero sí la publicación de la misma y la repercusión de su imagen social y deportiva. Ciclistas muy cercanos a nosotros se encuentran repartidos en esos niveles.

Flaco favor, de nuevo, a un deporte machacado por noticias que nada tienen que ver con las carreras y la competición. Pero seguiremos como siempre, asistiendo al pim, pam, pum sin medida. Perdieron una gran oportunidad en aquel Tour del 98, cuando a Bjarne Riis le comieron la oreja y lo que pudo y debió ser no se produjo. Desde entonces, así les va.

 

 

Iñaki de Mujika