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Trajín de entrenadores

Da la sensación de que a golpe de campana se han vuelto medio locos los clubes y los entrenadores. Que si tu para aquí, que si tu para allá. No recuerdo en tiempo un verano tan alborotado en la contratación de los técnicos, renovaciones, traspasos o fichajes.


Nuestros equipos se ven afectados por el contagio general de unos cuantos. Osasuna, por ejemplo, ya prescindió a mitad del camino de José Antonio Camacho. Decidió la suerte futura con José Luis Mendilíbar al frente. Pasara lo que pasase, el técnico de Zaldíbar seguiría un año más. Como la apuesta salió estupendamente, nada que objetar y tranquilidad en los despachos de Tajonar, al menos en lo que se refiere al entrenador.

El Athletic, inmerso en procesos electorales, se mueve con dudas, porque los candidatos sólo serán capaces de decidir cuando las urnas otorguen su apoyo a uno de los aspirantes. Como se debe esperar hasta Sanfermines, Caparrós se deja querer por otros escenarios. Suena fuerte el Atlético de Madrid, pero hasta que no firme y se confirme, ver venir.  Los pétalos que deshojarán la margarita posteriormente serán bastantes.

Lo mismo que en la Real Sociedad. Decidida la salida de Martín Lasarte, pese a que disponía de contrato en vigor, se abrió la caja de los truenos y de repente comenzaron a surgir nombres, con más o menos fundamento. Lo último y más concreto mira a Francia y al banquillo del Valenciennes. Su entrenador salvó la categoría en la última jornada y se dejó querer por el interés realista. Philippe Montanier espera el acuerdo entre clubes. Y nosotros, también, aunque el presidente de la entidad gala se aferra a la pasta gansa del traspaso que persigue.

Y en la diáspora, hay trajín. Marcelino García Toril, contrato vigente en el Racing, no ve proyecto en el club de Santander, sobre todo si le llama el Sevilla. Al entrenador del Levante, Luis García Plaza, también con documento en vigor, le ha hecho tilín el Getafe y está dispuesto a pagar una monterada para obtener el pase. Laudrup dice que sigue, pese a que todos le veían fuera. Y de Primera para abajo, prefiero no mirar porque te entra un sarpullido.  Si se mueven las fichas, los equipos deberán buscar sustituto pese a que tenían atados a sus técnicos. Bien porque se han cansado de ellos, o porque estos prefieren otros aires. ¿Es, o no es, un poco de locos?.

Iñaki de Mujika