El presidente del Barça, Sandro Rosell, ha descubierto las cartas y se ha atrevido a decir en alta voz lo que posiblemente piensan unos cuantos equipos más que juegan en Primera División. Actualmente compiten veinte clubes. A juicio del mandatario azulgrana parecen demasiados. No se esconde y habla claramente de reducir el número de participantes. Su sueño es que desaparezcan cuatro para que, de ese modo, la liga sea de dieciséis. Primero caerían dos y luego otros dos.
Argumenta que así será posible la viabilidad económica de las entidades, que la reducción de salarios no será en ese marco una utopía y que el reparto de los ingresos televisivos, más parecido al modelo inglés, permitirá poner condiciones financieras y límites a la compra de sociedades por personas de fuera como ha sucedido en Santander, Málaga o Getafe.
Estas ideas las expuso en el International Football Arena, celebrado en Zurich (Suiza) dónde se hizo preguntas en alta voz aseverando que si la FIFA, la UEFA, las federaciones, los futbolistas y sus representantes ganan más dinero que nunca, por qué los clubes pierden dinero, deben mucho a los bancos y más de uno huele a bancarrota o desaparición.
Con ese argumento de partida, con Barça y Madrid de la mano acompañados de unos cuantos clubes más, la reorganización del fútbol, la disminución de equipos en la máxima categoría será un hecho, aunque sólo sea por la realidad tozuda que dejará a algunas sociedades al pie del abismo.
Lo que Sandro Rosell no reconoce es que por culpa de una lamentable gestión de las propias entidades estas han vivido por encima de sus posibilidades y que una economía maltrecha, con presupuestos absolutamente desajustados, han desembocado en un paisaje sin solución. No sé cuánto tiempo falta pero las ruinas y desapariciones de equipos están cada vez más cerca.